Por: Cristina Uguccioni
El Centro Don Bosco fue fundado en 1993, e incluye una escuela elemental, un centro de Formación Profesional, el oratorio, un centro diurno para niños de la calle, y la Parroquia María Auxiliadora. Trabajan en la obra 80 personas entre profesores, formadores, animadores juveniles y educadores, profesores de la fe cristiana y la religión islámica.
A pesar de décadas de pruebas y sufrimientos bajo el régimen comunista, la fe sigue en el corazón de los albaneses. De hecho, “la eliminación forzada de Dios impuesta por el régimen comunista ha proporcionado, sin saberlo, una oportunidad para que los fieles forjen un vínculo profundo con el Todopoderoso”, expresó Evis Myftaraj, de 31 años, docente de lengua italiana.
“Después de la caída del régimen de los Cristianos y Musulmanes, mostraron el deseo de volver a descubrir el tesoro que había guardado en secreto. Ahora hemos entrado en una nueva fase de madurez, la consolidación de la fe. Para los católicos, y más en general para los cristianos, esta realidad implica el esfuerzo de organizar las decisiones diarias a las enseñanzas del Evangelio”, refiere el Director del Centro, P. Matteo Di Fiore, de 67 años de edad y 19 de los cuales trabaja en Albania y Kosovo.
Los patrones de consumo occidentales, de hecho, influyen en los niños albaneses. Por ello, “una estructura como nuestra obra en Tirana son necesarias porque ofrecen a los jóvenes un sólido fundamento de valores”, afirma la secretaria la Srta. Orieta del CFP Salesiano.
El sistema educativo salesiano pide a los educadores profesionalidad y firmeza moral, que es un ejemplo para los estudiantes y es apreciado por los musulmanes. Y el ejemplo de personas verdaderamente religiosas, de diferentes religiones, que viven y trabajan juntos en armonía y paz, puede enseñar: “el respeto, el amor y la tolerancia mutua”, manifiestó Elona, docente de lengua y literatura albanesa.
La misión de la enseñanza de manera práctica, atenta a la calidad de la educación y no solo a la eficacia de la instrucción; construye lazos entre generaciones y entre las personas, incluso de una fe diferente.
Fuente: La Stampa