Por: Antonio Valeriano
Como parte del proceso de admisión de los jóvenes, el CFP realiza un estudio socioeconómico para recabar información clave de la situación familiar, social y económica de los destinatarios de la obra. La idea primordial es conocer la realidad de cada uno de los jóvenes que ingresarán Centro.
Este proceso tiene una actividad muy particular para ofrecer a los jóvenes de bajos recursos una oportunidad de estudio y para dicho objetivo el equipo de educadores del CFP busca al joven, a su comunidad y en su casa.
La mayoría de los jóvenes que llegan al CFP provienen de zonas altamente vulnerables y consideradas en riesgo de exclusión, zonas donde predominan las pandillas y el tráfico de drogas, además de las condiciones precarias de vida.
En cada barrio que los educadores visitan se han encontrado con grupos de desconocidos, han sido asaltados, amenazados. “Todo ese riesgo vale la pena”, aseveran los educadores.
"Llegar a una casa, a una familia, es llegar al corazón del joven, es conocer su realidad, sus carencias, sus penas y sus inquietudes, es saber quién es. Se le puede ayudar si se conoce sus problemas", asegura el Hno. Oscar Pereira, salesiano responsable del CFP San Juan Bosco, quien también sale a cada barrio y colonia de la difícil ciudad de Tegucigalpa y sus alrededores en busca de los jóvenes por los cuales consagró su vocación de servicio.
Cerca de 250 jóvenes se forman en carreras técnicas, en ocupaciones con demanda del sector laboral y se atiende a mil jóvenes.
No preocuparse de los jóvenes de hoy es “una situación inadmisible, no solo desde el punto de vista ético, sino también económico, siendo las nuevas generaciones nuestro motor de futuro”.