Hoy el término “misión” no puede entenderse sólo en términos geográficos, como un movimiento hacia las “tierras de misión” del pasado, sino que debe entenderse también en términos sociológicos, culturales e incluso de presencia en el continente digital. Así, la “Misión Ad Gentes” está dondequiera que haya necesidad de anunciar el Evangelio, ya sea en África o en Europa, en las selvas o en los centros urbanos. Asimismo, “hay una nueva conciencia de que la actividad misionera es un asunto que concierne a todos los cristianos, a todas las diócesis y parroquias, instituciones y asociaciones eclesiales” (Redemptoris Missio 2). ¡Sin misión ad gentes, la Congregación Salesiana corre el riesgo de plegarse a una introversión estéril o se queda sumido en una acedia paralizante! (Evangelii Gaudium 17, 81)
Los Hechos de los Apóstoles contienen algunos elementos importantes de la misión ad gentes que nos sirven de guía hoy:
- El encuentro de Saulo con Jesucristo en el camino de Damasco provocó una profunda conversión (Hch 9). Jesús conoció a Pablo y lo transformó totalmente. Cristo es el punto de partida y la meta necesaria de la misión ad gentes. Es por Cristo, con Cristo y de Cristo.
- En el discurso de San Pablo en el Areópago de Atenas (Hch 17,16-34), cita a algunos filósofos y poetas griegos para introducir conceptos como la resurrección de los muertos y la salvación. Esto nos recuerda que el primer anuncio está íntimamente ligado a la misión ad gentes y constituye su fundamento.
-Testimoniar a Cristo a través de una auténtica vida cristiana fue la actividad central de la primera comunidad cristiana (Hch 2, 44-45). La misión ad gentes va necesariamente acompañada de actos de auténtica bondad cristiana y de la búsqueda activa de caminos para liberar a las personas, especialmente a los pobres y marginados, de todo lo que los ata y los aleja de Dios.
-La actividad de Felipe fue guiada por el Espíritu Santo (Hch 8:26, 29, 39). Por lo tanto, es importante que el agente de la Misión Ad Gentes discierna los impulsos del Espíritu Santo. De hecho, la misión se vuelve fructífera cuando reconocemos que el Espíritu está obrando en las culturas, las creencias y los corazones de las personas antes de nuestra llegada. Es el Espíritu Santo quien dirige, inspira y hace avanzar la misión ad gentes. En efecto, el Espíritu Santo es el agente principal de la misión (Redemptoris Missio 21).
-Pentecostés ocurrió como resultado de la oración en el piso superior (Hch 1:13-14). Incluso milagros y curaciones ocurrieron a través de la oración (Hch 3,1-18; 28,8). De hecho, todo discípulo misionero vive necesariamente una vida inmersa en la oración, porque es en la oración que se encuentra la motivación, la fuerza, la sabiduría y el amor para comprometerse en la misión ad gentes.
Para Reflexionar y Compartir
- ¿Cómo puedo fomentar la misión ad gentes donde vivo y trabajo?
- ¿Qué importancia doy a mi testimonio de una vida cristiana auténtica?
P. Alfred Maravilla SDB
Consejero General para las Misiones