Además del contacto de una gran parte de los ciudadanos comunes con los con desplazados para ayudarlos a escapar, para hospedarlos en caso de emergencia, para darles alojamiento a mediano plazo, no encuentran la justa relevancia en las páginas de los periódicos, más allá de la emoción suscitada por casos humanos individuales.
Es la "regla del periodismo", se dirá: identificar un caso extremo para atraer la atención adecuada a una situación generalizada. Es una lástima, sin embargo, que después de la solicitud de sentimientos de solidaridad, no se dé la información que ayude a dar una respuesta duradera, así como para consolidar a la opinión pública que se opone a la guerra y las mistificaciones de las campañas de comunicación imperantes.
"Missioni Don Bosco", la Oficina Misionera Salesiana de Turín, tiene el privilegio de poder tocar el "otro lado" de esta guerra y, lamentablemente, de muchas otras que se desarrollan en los distintos continentes.
Los salesianos de Ucrania, junto con los de los países vecinos, reciben sin hacer clamor a masas de desplazados; toda la Congregación está brindando, incluso desde lejos, no solo géneros de primera necesidad, sino también apoyos para que las casas funcionen, para ayudar a las mujeres y a los niños traumatizados en términos de salud física y psicológica, para que no falte ni la escuela ni juegos a los chicos.
El servicio de comunicación, tomado como el compromiso más fuerte de este momento, consiste en dar noticias sobre la fraternidad que se expresa y se organiza, la inteligencia que orienta la intervención inmediata junto a los planes de reconstrucción a largo plazo, la esperanza de que los religiosos y los laicos también están cultivando donde la mala hierba parece inextricable.
Aquellos -salesianos, religiosos, laicos, voluntarios...- que trabajan en el lugar y han puesto a salvo a niños huérfanos o sin familia, entre otras cosas, liberándolos del riesgo de secuestro o deportación, son una ayuda insustituible; los que defienden la dignidad de la mujer que lleva toda la responsabilidad de la familia; los que se acercan al frente para llevar palabras de consuelo y mantener alta la fe en Dios de los que diariamente se encuentran con la muerte.
Los salesianos celebraron la Pascua tanto con el calendario latino como con el bizantino, desafiando también la falta de una tregua en los días consagrados, para responder a una llamada ineludible de ser testigos de la Resurrección. Al mismo tiempo comunicaron la tenacidad de su pueblo, reunido en las iglesias y en torno a ellas en una cantidad forzosamente reducida, y les informaron sobre la amistad cristiana que los sostiene aun en la distancia.
Han hecho -con sus acciones- esa "información constructiva" que podrá superar la "desinformación destructiva" de los amantes de la muerte.
Antonio R. Labanca
Para obtener más información, visite el sitio web: www.missionidonbosco.org