"A menudo denominados 'niños soldados', estos chicos y chicas sufren formas extensas de explotación y abuso que no entran completamente en este término", subraya UNICEF. Las partes en guerra, de hecho, utilizan a los niños no solo como combatientes, sino también como exploradores, cocineros, porteadores, guardias, mensajeros y más. Muchos, especialmente las niñas, también son objeto de violencia de género.
Según el último informe anual del Secretario general de la ONU sobre menores y conflictos armados, en 2020 Naciones Unidas verificó 26.425 violaciones graves, incluido el reclutamiento y uso de 8.521 niños, un aumento respecto a los 7.750 casos registrados en 2019.
“Los menores utilizados en hostilidades y guerras enfrentan violencia y abusos inimaginables y necesitan nuestro apoyo para tener una segunda oportunidad en la vida. Por eso, en todo el mundo, los salesianos trabajan con los ex niños-soldados para que puedan superar los traumas de la guerra y reintegrarse en la sociedad", comentó el padre Gus Baek, Responsable de Salesian Missions, la Procura Misionera Salesiana con sede en New Rochelle, en Estados Unidos.
Por ejemplo, en Colombia - uno de los países más atormentados por el fenómeno de los niños soldados - los salesianos están activos con varios centros y programas destinados a su recuperación. Uno de las estructuras modelo es la de Cali. A su llegada al Centro Don Bosco, los jóvenes que son hospedados reciben un uniforme y las herramientas que corresponden a la profesión que han elegido aprender. Más importante aún, se les da la oportunidad de recuperar su identidad personal y comenzar a reconstruir su autoestima y confianza en los demás. El centro salesiano cuenta con un equipo de profesionales que ayudan a los jóvenes a establecer un plan de formación. Los jóvenes pueden tomar cursos para convertirse en electricistas, mecánicos industriales, técnicos de reparación de automóviles, cocineros, sastres, soldadores, operadores informáticos, contadores, bibliotecarios o secretarios. Los cursos son la piedra angular del desarrollo y los jóvenes también aprenden reglas de seguridad, como el manejo de máquinas y productos, y reciben capacitación en habilidades para que les ayude en la vida a recuperar la capacidad de relacionarse con los demás. Actualmente hay 30 jóvenes que están en formación en este centro.
Pero no solo hay recuperación: también es importante la prevención. Por ejemplo en la ciudad de Bamako, capital de Malí, el centro de formación salesiana "Père Michael" está llevando alegría, educando y cultivando la paz entre los niños y jóvenes del barrio de Niarela y de la periferia de la ciudad, funcionando como elemento disuasorio para los chicos que vienen reclutados como niños soldados. En un país que en el lapso de 9 meses, entre 2020 y 2021, ha sufrido dos golpes de Estado, estos jóvenes reciben la oportunidad de hacer deporte, aprender música y estudiar en la biblioteca. De esta forma se alejan de la calle, de los hábitos nocivos como el alcohol o las drogas, adquieren habilidades útiles para su presente y futuro, obtienen seguridad sobre sus capacidades y no son víctimas de quienes quieren utilizarlos en conflictos y operaciones más grandes que ellos.