En Adwa tiene unos 30.000 habitantes, el 47% de la población son fieles musulmanes, mientras que la mayoría es cristiana, principalmente ortodoxos y protestantes. Los católicos son aproximadamente el 2%. Después de años de guerra y el hambre, cristianos y musulmanes, tienen en común la pobreza.
En la ciudad están las misiones de los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora. Cuando se abrió la primera obra hace 24 años, fue la primera presencia católica desde 1620, cuando se expulsó a los jesuitas. Fueron los ancianos de la ciudad quienes pidieron a los Salesianos abrir una escuela, después de ver la dedicación de la Congregación en el cercano valle de Makallé.
El día al día de las misiones en “Kidane Mehret” de las FMA nos cuenta sobre la vida, los cuidados, y aquellos que fueron salvados de la pobreza. Los estudiantes son más de 1.500, y se les nota la felicidad al ir a la escuela (desde el preescolar hasta la secundaria) Los niños abandonados viven en casa y tienen cariño. Hay adultos que siguen cursos de computación y se convierten en gerentes de las empresas y consiguen trabajar en las oficinas públicas. Las mujeres y las jóvenes que participan en los cursos profesionales aprenden un oficio. Hay madres felices porque aprenden los conceptos básicos para cuidar a sus hijos. Existen viudas, madres solteras, huérfanos de guerra y personas con SIDA que van a la misión con la esperanza de conseguir alguna ayuda.
En Adwa se encuentra una escuela pública, pero muchos padres de familia musulmanes deciden llevar a sus hijos a las escuelas salesianas, que son consideradas las mejores. Y también la situación de las mujeres ha cambiado, porque las muchachas, gracias a la educación y el trabajo, adquieren conciencia de su valor.
“La convivencia entre todos nosotros, cristianos y musulmanes, es muy buena”, explica la hermana Laura Girotto, que trabaja en la misión "Kidane Merhet" con 6 hermanas.
La Sra. Kerat Muhamed Ftwi, casada, madre de tres hijos manifiesta: “Aquí no existe distinciones sobre la base de la fe. Cada persona recibe la ayuda que necesita. Me di cuenta de que trabajando juntos, cristianos y musulmanes, se aprende más, se crea buenas relaciones y se realizan proyectos importantes”.
Concluye la joven Nina Mohamed Amanentu: “la institución educativa tiene un papel fundamental para combatir la pobreza que aflige nuestra población. Consideramos la educación de la primera etapa indispensable para una vida más segura y más digna”.