Padre Francisco: ¿Cuál era la atmósfera durante estos días?
Hubo, sin duda, un ambiente fraterno, en el que se estimuló el encuentro y el intercambio de opiniones entre los participantes. Se pudo dialogar con cardenales, obispos, superiores, laicos y, lo que es muy importante, con algunas víctimas de los abusos. Se ha vivido un clima de sensibilización y conciencia de que el problema del maltrato infantil no es un problema aislado, sino que, por el contrario, afecta a toda la Iglesia.
¿Qué piensa de las estrategias esbozadas por el Papa Francisco para poner fin a la violencia contra niños y niñas?
Creo que con los puntos enumerados por el Papa Francisco se desea enfrentar la cuestión del abuso de menores de manera más amplia posible. El Santo Padre habló de hecho, de la protección de los menores no solo dentro de la Iglesia, sino en todos los estratos de la sociedad. El encuentro se centró sobre todo en el tema de los abusos por parte de los clérigos, pero no podemos olvidar al resto de la sociedad, con la que los niños y jóvenes entran en contacto.
Después de este encuentro ¿Cuáles cree que sean las expectativas para el futuro?
Algunas de las víctimas solicitan que se tomen medidas concretas de inmediato y que lo que se ha hecho en estos días sea algo más que palabras. Es evidente que es imposible dar una respuesta inmediata. Las acciones reales y concretas requieren tiempo y compromiso. Lo que puedo decir es que el Papa Francisco está trabajando para transformar en hechos lo que se expresó en esta cumbre.
En su opinión, ¿qué camino debe asumir la Congregación Salesiana?
Seguramente los Salesianos deberemos continuar con los casos de abusos que han sido denunciados, con el único fin de lograr la verdad y la justicia. A menudo uno se encuentra en situaciones en las que, por miedo o vergüenza, prevalece el silencio. Aquí debemos entender cómo ayudar a superar la cultura del silencio, porque solo si tomamos conciencia de un hecho, podemos denunciarlo y superarlo. Para ello es necesario involucrar a toda la comunidad, desde los educadores hasta los profesores, desde las familias hasta los animadores. Debemos garantizar un entorno seguro para los menores.