Swazilandia – Josiah y Laura Vacheresse, voluntarios misioneros laicos: “estén totalmente disponibles, porque Dios tiene planes más grandes para ustedes”

(ANS - Manzini) - Josiah y Laura Vacheresse son una pequeña familia misionera. Los dos son jóvenes, naturales de los Estados Unidos. Tienen diferentes caminos a sus espaldas, pero se han puesto al servicio de los demás. Se han encontrado, se han casado y han continuado colocando sus talentos a disposición de los más necesitados. Este es su testimonio después de un año de trabajo misionero voluntario en Swazilandia.

Josiah: Crecí en una parroquia salesiana. Después de un tiempo de discernimiento y de búsqueda, decidí dar mi disponibilidad a la Procura Misionera Salesiana de New Rochelle para el programa “Voluntarios Laicos Misioneros”. Fue entonces cuando me enteré de que mi padre y mi tío también habían participado en el mismo programa.

Laura: Fui a New Rochelle para un retiro, y allí me encontré con los Salesianos. Me convertí al catolicismo, así que no sabía nada sobre los santos. Cuando conocí la vida de Don Bosco, fue como una revelación para mí. Josiah y yo nos conocimos mientras trabajábamos con jóvenes con problemas de justicia. Así que, cuando oímos hablar de Don Bosco, del trabajo que entre los jóvenes presos, comprendimos que era allí donde Dios quería que trabajásemos.

Orientación: La preparación para los voluntarios laicos misioneros consiste en tres semanas de orientación. En la primera aprendimos mucho sobre el carisma salesiano, el Sistema Preventivo y la participación en la vida comunitaria salesiana. La segunda semana se dedicó a trabajar en el apostolado y la última fue un retiro con los Salesianos, una experiencia realmente sorprendente.

Experiencia misionera: Inicialmente estábamos destinados a Sudáfrica, pero debido a algunos problemas de visado terminamos en Swazilandia, lo que fue una bendición disfrazada de malentendido. Lo mejor fue trabajar con gente de muchos países y culturas diferentes.

Lo que los jóvenes nos han enseñado: Nos han enseñado que no tenemos nada de qué quejarnos y que debemos ser felices, sean cuales sean nuestras circunstancias, que es también el tema que se ocupaba Don Bosco: ¡la alegría! Incluso el espíritu de comunidad visto y experimentado tocó nuestros corazones.

Un consejo a los voluntarios: Tengan paciencia, las cosas no cambian de la noche a la mañana. Concéntrense en las cosas que pueden hacer por sí mismos y estén totalmente disponibles, porque Dios tiene planes más grandes para ustedes, y dejen que ello suceda.

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