¿Cómo te sientes después de los primeros seis años como misionero ad gentes?
Inicialmente éramos como extraños en una nueva tierra, pero gradualmente nos convertimos en parte del nuevo país y su cultura. Fuimos una sorpresa para los jóvenes y para todos los que nos rodean. Nos hacen muchas preguntas y esto ofrece una buena oportunidad para compartir y animar a los jóvenes a sentir el llamado de Dios y a la vocación o invitarlos a vivir como ciudadanos responsables.
¿Cómo nace tu vocación misionera?
La vida misionera es una vocación. Dios nos llama a cada uno de diferentes maneras y la forma en que respondemos no es siempre la misma. En mi caso, fui novicio en Ba Thon, en Vietnam, y un día el P. Francis Nhat nos contó su experiencia como misionero en Sudán del Sur. Su experiencia tocó mi corazón y pensé: “¡Seré misionero!”
¿Cómo comenzó tu experiencia en Nigeria?
Antes de irme, estudié, leí libros, pedí información a quienes ya conocían el país. Cuando llegué observé esta nueva tierra. No tuve dificultades particulares, pero al principio no fue fácil ganarme la estima y la consideración, incluso por parte de mis hermanos. Algunos momentos han sido difíciles. Así que le escribí a mi superior y recibí un fuerte aliento. “No estés triste, vive y condúcete por el bien, para que todos puedan amarte”.
¿Qué aprendiste de los salesianos en África y de los jóvenes?
Los africanos son buenos y amistosos. Admiro a los jóvenes que enfrentan todas sus dificultades, como la pobreza o la falta de trabajo, con valentía y con positividad. Luchan por sus derechos y durante sus conversaciones dicen su opinión, francamente y sin temor.
¿Tienes algún consejo para los jóvenes que desean emprender la vida misionera?
En primer lugar, no debemos tener miedo frente a las diferentes realidades. En segundo lugar, debemos aprender a cuidarnos y cuidar a los otros. Tercero, debemos compartir nuestras ideas con humildad. Y, por supuesto, rezar, porque sin la oración perdemos el significado esencial de la misión por la cual hemos sido enviados por Dios.