Soy Padre Felice Molino y he estado en África por muchos años. Mis superiores me asignaron inmediatamente las misiones en Kenia. En 1981 el primer destino fue Siakago, donde ayudé a realizar algunas mejoras en la misión y en noviembre de 1982 fui transferido a Embu, donde se encuentra un gran centro profesional. En 1987 me destinaron a Makuyu, donde permanecí durante 21 años como párroco. En ese lugar nació una gran obra, con una parroquia, una casa salesiana y una casa de las religiosas, un dispensario, un albergue, una escuela profesional con muchas actividades e incluso una tipografía.
En 2008, fui llamado a dirigir el centro de Utume, Nairobi, donde estudian los jóvenes de diferentes naciones y culturas y son formados para convertirse en salesianos. Y finalmente, en 2011, se me encomendó la tarea de ser responsable de “Don Bosco missions” en Nairobi: una tarea delicada, porque tenía que encontrar la ayuda y los recursos necesarios para ayudar a las casas salesianas de Kenia y Tanzania.
África siempre ha tenido un encanto especial para mí… ya a los 17 comencé a vender pequeñas para ayudar a los misioneros. Gracias al "Proyecto África" iniciado en Makallè, Etiopía, comencé a organizar las marchas para Turín, llenas y alegres... que reclamaban el deber de ayudar a los necesitados en cualquier parte del mundo.
Mi corazón, sin embargo, me dijo que tenía que irme como misionero.
Los jóvenes y los pobres han sido y son mi gran pasión y la verdadera motivación de mi ser misionero. Mi primera experiencia en el Oratorio de Turín me enseñó a amar profundamente a los jóvenes y a querer trabajar para ellos, para su bien y para darles un futuro...
Frente al sufrimiento, a quienes son los últimos, a los indefensos… todos estamos llamados a ser misioneros.