¿Cómo hacer caminos unitarios para los salesianos de la región?
La diversidad de la región muestra la riqueza del carisma salesiano: los salesianos fueron a la vanguardia de la inculturación en Europa, por lo que nuestro carisma se disgregó en todas partes y en la actualidad es multicultural.
Para esto como salesianos estamos llamados hoy, para construir, no muros que dividen, sino puentes que unan. Puentes entre los pueblos, entre las naciones, entre las lenguas, las culturas, entre las religiones, entre las generaciones, y los sistemas políticos... Es muy importante que no se pierda esta gran herencia de la diversidad.
Y es un proceso que comienza desde nosotros mismos. No es casualidad que el último Capítulo General hizo un fuerte llamado a la conversión de nuestra mentalidad. Considero esta invocación como una invitación profética, aunque no es fácil, porque hay un enemigo que se llama: individualismo.
No hay duda que actualmente todo el mundo necesita de los demás, también nosotros los Salesianos. En este aspecto incluyen los esfuerzos actuales que hacen hincapié en la importancia no solo de la Congregación, sino de toda la Familia Salesiana. Nuestra conversión es cada vez más importante y se manifiesta no solo en las formas cambiantes de pensamiento, sino también en diversas formas concretas: en la reducción de las presencias salesianas, en la adaptación a los retos actuales, en el estudio de la situación de los jóvenes y de las lenguas, en el salir hacia los jóvenes... tenemos que ser profetas, no en el defender nuestras nostalgias y nuestras estructuras; sino en planificar el futuro para ser grandes soñadores y grandes realistas.
Lo que importa hoy en Europa no son tanto las estructuras, las estadísticas, las grandes obras, sino la calidad del mismo corazón que Don Bosco ofreció a los jóvenes. Debemos ofrecerles carisma salesiano de forma agradable, atractiva, vivaz, invitándoles a que sean parte de nuestra familia. Estoy seguro que si los Salesianos y la Familia Salesiana se centraran en este ideal, se ofrecería con calidad a los jóvenes el corazón de Don Bosco, y por tanto tendríamos un futuro brillante para Europa. Tal vez mejor que el actual.