¡Hola, Rico! Preséntate...
Soy padre Enrico B. Mercado, Salesiano de la Inspectoría de Filipinas del Norte (FIN), tengo nueve años como salesiano y fui recientemente ordenado sacerdote, en la última fiesta de María Auxiliadora, para ser precisos.
¿Qué te inspiró a elegir ser misionero?
Durante mis años de formación, desde el aspirantado hasta que me convertí en sacerdote, tuve varios encuentros con misioneros que han vivido de manera edificante y que tienen algo misteriosamente atractivo en sus vidas. Uno de los salesianos que más me inspiró el deseo de ser misionero fue el fallecido padre John Lee Tae-seok, SDB, de Corea del Sur, desde que vi una película sobre él titulada “Don’t Cry for Me Sudan”. Estos misioneros me inspiraron por cómo lograban abandonar todo para estar disponibles e ir donde Dios los condujera, incluso si la vida que les esperaba era dura y desafiante. A simple vista parecen no tener “nada”, pero en realidad tienen “todo” lo que siempre han esperado, es decir, ver y estar con Jesús en las personas que se les confían en la tierra de misión. Este es el tipo de santidad que admiro profundamente. Así que escribí mi carta de candidatura como misionero y fui aceptado.
¿Estás feliz con el lugar al que vas? ¿Tienes miedos o preocupaciones sobre el nuevo lugar, la cultura y la gente?
He sido asignado a la Inspectoría de África Meridional (AFM), que incluye Sudáfrica, Lesoto y eSwatini. Estoy feliz donde el Espíritu Santo quiera conducirme. Trataré de hacer lo mejor para estar abierto y adaptarme a la nueva cultura y a las nuevas personas que abrazaré.
¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, amigos y hermano cuando les hablaste de tu vocación misionera?
Para algunos fue una sorpresa, porque no hablé mucho de mi deseo de ser misionero. Mi familia siempre me ha apoyado en cada decisión que he tomado, y por eso les agradezco y los aprecio mucho.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
Confío mi vida misionera a la inspiración del Espíritu Santo, al amor del Sagrado Corazón de Jesús y a la guía de nuestra Madre María, que me dará la fuerza para enfrentar los desafíos que me esperan. ¡Que Dios me convierta en su instrumento para mostrar su rostro y su amor en todas partes a donde me conduzca y a los jóvenes que me confía!
¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida desees seguir?
Uno de los modelos que trataría de imitar, como mencioné, es el padre John Lee Tae-seok, porque vivió en nuestra generación. Su presencia visible, su amor y su caridad por las personas a su cuidado en Sudán hicieron realmente tangible el amor y la presencia de Dios para ellos.
¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes respecto a la elección y la vocación misionera?
Lo más importante es construir una buena relación con Jesús, así podrán escuchar más claramente su voz y su llamado para ustedes.