Hola, Valan. Preséntate...
Soy Eruthayavalan Arockiaraj, SDB, de la Inspectoría de Tiruchy. Nací el 14 de enero de 1997 en Thanjavur, en Tamil Nadu, India, donde los salesianos llegaron por primera vez en 1906. De julio a octubre de 2018, hice una experiencia comunitaria en Varadarajanpet. El 4 de octubre de 2018 ingresé al Prenoviciado. En el período 2019-2020 realicé el noviciado en Yelagiri. De 2020 a 2022 completé el posnoviciado en Yercaud. En 2022-2023 hice el tirocinio en el “Don Bosco” de Varadarajanpet. De 2023 a 2024 realicé el tirocinio en la Casa de Cuidados “Don Bosco” de Moolakadu, en Nilavaarapatti.
¿Qué te inspiró a elegir ser misionero?
Desde niño quería ser sacerdote. Una vez, un anciano sacerdote italiano vino a mi parroquia y habló sobre el trabajo misionero. Ese fue tal vez el punto de partida de mi deseo misionero. Comprendí que la clave para mejorar la sociedad es inspirar a las jóvenes vidas, que a su vez mejorarán la sociedad. Dios envió al padre Barnabas a mi parroquia y así me hice salesiano. Durante el noviciado y el posnoviciado, algunos misioneros salesianos nos visitaron. También los videos de animación misionera encendieron una chispa en mí. Así sentí una llamada dentro de la llamada a convertirme en misionero salesiano.
¿Estás contento con el lugar a donde te diriges? ¿Tienes miedos o preocupaciones sobre el nuevo lugar, la cultura y la gente?
El padre Alfred Maravilla, el Consejero General para las Misiones, me dijo: “Tengo la intención de enviarte a África francófona”. Busqué información en línea sobre el lugar, pero descubrí que en veintinueve países africanos se habla francés. Luego, me comunicaron que sería enviado a la Visitaduría África Congo Congo (ACC). Sinceramente, cuando investigué sobre el lugar, me quedé impactado porque la República Democrática del Congo enfrenta uno de los peores desastres humanitarios y de inseguridad alimentaria del mundo, con enfrentamientos mortales entre grupos armados, violencia desenfrenada, frecuentes inundaciones, epidemias de alto impacto, inseguridad alimentaria aguda e infraestructuras básicas inadecuadas o inexistentes. Pero oré ante la Santa Eucaristía y recibí la fuerza para aceptar este desafío y trabajar por los jóvenes más necesitados y pobres.
¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, amigos y hermanos salesianos cuando les hablaste de tu vocación misionera?
Al igual que yo inicialmente estaba impactado, también mi familia y amigos estaban preocupados por cómo podría gestionar este proyecto. Les respondí con las palabras de mi director espiritual, diciendo: “¿El Dios que te ha llamado no te guiará y te cuidará en esta situación difícil?”. Así, con una gran esperanza en Dios, también ellos me alentaron a continuar mi camino misionero.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
Mi visión como misionero salesiano es servir e inspirar a los jóvenes más necesitados y pobres, y difundir el Evangelio en todo el mundo, especialmente en la República Democrática del Congo. Como dice el lema de nuestra profesión, “Hágase tu voluntad”, estoy abierto a hacer la voluntad de Dios. Espero que, por la gracia de Dios, pueda ser un instrumento útil en sus manos para apoyar a la Iglesia y a mi Congregación.
¿Tienes algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida te gustaría seguir?
En este momento me gustaría nombrar al padre Francis Guézou SDB, el gran misionero que vino a la India y trabajó arduamente para mejorar el desarrollo pastoral y educativo de los pobres tribales de las colinas de Yellagiri. Él fue mi inspiración para convertirme en un buen misionero.
¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes respecto a la elección y vocación misionera?
Nuestra Iglesia es universal y nuestra Congregación es internacional, por lo tanto, mi humilde exhortación es salir de la zona de confort y extender el ministerio de Cristo a todos. Y les pido que recen por la perseverancia en mi vocación.