El hilo conductor del encuentro fue la Esperanza, buscada en lo cotidiano, incluso en situaciones donde parece difícil encontrar motivos para esperar.
Tras las llegadas, la ubicación y la acogida del jueves 6 de febrero, el primer día completo de actividades, el viernes 7, estuvo marcado por el estilo de peregrinación: partiendo de la Basílica de Don Bosco en el barrio de Cinecittà, pasando por las basílicas salesianas de María Auxiliadora y del Sagrado Corazón, los tirocinantes llegaron al atardecer a San Pedro, donde concluyeron la jornada con la celebración eucarística en la capilla de San Pellegrino en la Ciudad del Vaticano. Cada etapa del recorrido estuvo acompañada por los testimonios de algunos jóvenes salesianos sobre las “desesperanzas”: Claudio de Benedittis compartió su historia vocacional; Alessandro Marchetti y Antonio Coppedè reflexionaron sobre la vida de los jóvenes; y Pietro Zaramella habló sobre la vida consagrada. El grupo fue guiado en cada etapa por el doctor Luca Allevato, quien ofreció una síntesis entre arte y espiritualidad salesiana.
Durante la segunda jornada, que tuvo lugar en el Centro de la Inspectoría Italia-Circunscripción Central (ICC), en el Centro Don Bosco, se alternaron momentos de narración y espacios de diálogo, enriquecidos por mensajes de esperanza ofrecidos por algunos testimonios. Por la mañana, el padre Jimmy Muhaturukundo, director del oratorio de Valdocco, relató el redescubrimiento de sus raíces en su tierra natal. Por la tarde, Alessandro Iannini, coordinador del área “Rimettere le ali” del Borgo Ragazzi Don Bosco, y la hermana Ilaria Balducci, directora de la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora de Macerata, hablaron respectivamente sobre la capacidad de descubrir la presencia de Dios en los jóvenes y sobre la corresponsabilidad como espacio de esperanza en la vida consagrada. Experiencias diversas, pero unidas por la certeza de que, incluso en los pliegues más ocultos o dolorosos de la vida, hay esperanza: a la luz de Cristo, todo puede cobrar sentido.
El domingo, para contar con un tiempo adecuado de reflexión y silencio, el grupo de tirocinantes pasó la mañana en la comunidad del posnoviciado de San Tarsicio, retomando los mensajes dejados por los testimonios del día anterior. La celebración eucarística de clausura fue presidida por el padre Pascual Chávez, Rector Mayor emérito, quien en su homilía, partiendo de la oración colecta “Oh Dios, tres veces santo, que has elegido a los anunciadores de tu palabra entre hombres de labios impuros”, invitó a los jóvenes salesianos en formación a reflexionar sobre el llamado de Dios, que no se basa en cualidades y defectos personales, sino en la libre iniciativa de su amor.
“Estas jornadas de convivencia y diálogo han sido una valiosa oportunidad para profundizar de manera viva el tema del Jubileo. La experiencia de fe y fraternidad vivida en estos días ha fortalecido la conciencia de que la Esperanza es un don que solo puede cultivarse y testimoniarse a partir de un encuentro personal y vivo con Dios, fuente de toda esperanza”, concluyeron los miembros de la Comisión Nacional Italiana para la Formación.