Esta es su cuarta y última visita a Portugal como Rector Mayor de la Congregación Salesiana. ¿Cómo es testificar el crecimiento espiritual y humano de los jóvenes a través del carisma salesiano?
Creo que el carisma de Don Bosco es también un don del Espíritu Santo a la Iglesia. Por lo tanto, cuando ayudamos a los jóvenes a recorrer un camino para encontrarse con Cristo, estamos haciendo el bien a la Iglesia, no solo a la espiritualidad salesiana. Realmente creo que los jóvenes, que están en un profundo camino espiritual, pueden seguir creciendo en la fe y tienen mucho que hacer para poder acompañar y ser referentes para otros jóvenes. Es un camino muy hermoso en nuestra Iglesia.
¿Cuáles son los recuerdos más conmovedores que tiene de la interacción con los jóvenes de los ambientes salesianos de Portugal?
Siempre he sentido, en los jóvenes portugueses, una característica que ustedes tienen: son muy amorosos, muy cariñosos. El otro aspecto, para mí muy positivo, es que los jóvenes del mundo salesiano son jóvenes que tienen mucha sensibilidad religiosa. Por lo tanto, tenemos oportunidades extraordinarias, y llevo esta fuerte experiencia en mi corazón.
¿De qué manera los nuevos roles que desempeñará como Cardenal ampliarán su capacidad para servir a la Iglesia y a los jóvenes de todo el mundo?
Creo que la vida de una persona no termina cuando deja un servicio para comenzar otro. Creo que Dios, que guía la vida de todos nosotros, también la mía, me ha dado la oportunidad de seguir sirviendo a toda la Iglesia, no solo en lo que haré, sino también en mi servicio como Obispo y Cardenal, con la misma forma de servir que siempre he tenido. Ya sea aquí, con ustedes ahora, como Rector Mayor, pero también como Obispo y Cardenal. Estoy seguro de que tendré muchas oportunidades para seguir acompañando la vida de los jóvenes y estar presente con ellos en algún momento.
¿Cuál es su sueño para la Congregación salesiana?
Esta es una pregunta para la que tengo una respuesta muy clara. Mi sueño para la Congregación, ahora y en el futuro, es una gran fidelidad carismática al Señor Jesús, a través de la fidelidad al estilo de Don Bosco.
Mi mayor alegría será, después de algún tiempo, escuchar que me dicen: “Padre Ángel, tu Congregación - porque siempre será mi congregación, porque siempre seré salesiano - es más fiel hoy que cuando eras Rector Mayor”. Esa sería la mejor noticia que podrían darme.
Finalmente, ¿qué mensaje o desafío le gustaría dejar a los jóvenes de las obras salesianas de Portugal? ¿Y qué palabras le gustaría entregar también a los educadores salesianos?
A los jóvenes, sin duda, que sean jóvenes. Jóvenes cristianos y salesianos, que siempre puedan ver a Dios, al Señor Jesús, en su espíritu y en su vida. Creo que lo mejor que podemos ofrecer a los jóvenes es precisamente la experiencia de que Dios los ama, y que sin Dios no se puede vivir de la misma manera.
A mis hermanos y hermanas, así como a todos los educadores, laicos y laicas: son los brazos de Don Bosco, son hoy la sonrisa de Don Bosco, son su palabra hoy, para que Don Bosco pueda seguir ayudando a los jóvenes. Por eso estoy muy feliz de escuchar que la misión salesiana está viva hoy y más viva que en otros tiempos. Iremos juntos. Creo profundamente que la misión que compartimos, una misión compartida, tiene una fuerza muy especial.
