¿Puede presentarse?
Mi nombre es Mario Alberto Jiménez Flores, soy salesiano de Don Bosco. Pertenezco a la Inspectoría Cristo Rey y María Auxiliadora de México-Guadalajara (MEG). Tengo 33 años y soy originario de Tijuana, México.
¿Qué le inspiró para elegir ser misionero?
Siempre he tenido el deseo de servir y de hacerlo de una forma que me saque de mi zona de confort, que potencie las cualidades que Dios me ha dado y que mitigue mis defectos. Viniendo de una ciudad con tantos problemas sociales, como el narcotráfico, la emigración y la drogadicción, y viendo cómo los salesianos trabajaban por estas personas, mi corazón no se quedó impasible, sino que intenté servir, como salesiano y dentro de esta vocación, a otros jóvenes en otras partes del mundo.
¿Estás contento con el lugar al que vas? ¿Tienes algún temor sobre el nuevo lugar, la cultura y la gente?
Me destinaron a Sudán del Sur, una obediencia que me hace mucha ilusión. Creo que siempre es un reto y existe cierto temor al estar en un lugar nuevo. Está el proceso de adaptación, el trato con los lugareños, los jóvenes, conocer y apreciar las costumbres, etc.
¿Cómo reaccionaron tus familiares, amigos y compañeros cuando les hablaste de tu vocación misionera?
La reacción de algunos de mis familiares y amigos fue de sorpresa, porque se preguntaban por qué tenía que dejar el país. Esta pregunta es normal, porque mi familia y mis amigos viven y frecuentan el oratorio "Don Bosco" de mi ciudad y conocen a muchos salesianos. Sueñan con verme un día al frente del oratorio, pero comprenden que el mundo salesiano es muy grande y que me he puesto a disposición para servir en otras partes del mundo.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
Mi único deseo es amar y servir, ese es mi sueño. Porque al amar, el corazón no se queda quieto y se mueve al servicio. El amor me impulsa a conocer y valorar a las personas en su cultura. No puede ser otra cosa que esto: amor y servicio.
¿Tiene algún modelo de grandes misioneros cuyo estilo y vida le gustaría seguir?
Tengo dos misioneros salesianos como modelos: uno es el salesiano Don Alberto Maria De Agostini, cartógrafo y misionero en Sudamérica. Compaginó su pasión por la fotografía, poniendo sus conocimientos al servicio de la misión, con su labor en defensa de las poblaciones autóctonas de aquellas regiones. Y el otro es don Luis Bolla. Me inspira su dedicación a los pueblos de la Amazonia... vivió con ellos, estuvo entre ellos durante tantos años, hasta el final de su vida, y eso es algo inspirador.
¿Cuál es su mensaje a los jóvenes sobre la elección y la vocación misioneras?
Profundizar, discernir en el corazón la llamada que Dios hace. Todo se reduce a la capacidad de amar. Aquí estamos hablando de la vocación misionera, pero dondequiera que nos encontremos, como misioneros salesianos, en el trabajo o en la familia, debemos preguntarnos: ¿es éste el lugar donde puedo amar y servir libremente? Y si descubres el lugar donde puedes amar, aunque haya miedo, caminas con valentía, porque tu confianza está en Dios.