La ocasión fue en un encuentro que tuvo con un grupo de periodistas de medios italianos y extranjeros (principalmente expertos del Vaticano y de la Iglesia), que habían venido al Piamonte desde Roma para visitar los lugares del carisma salesiano. En particular la "ciudadela" de Valdocco (allí donde comenzó el sueño de Don Bosco, con los primeros chicos), además de la casa natal del Santo y los lugares de su infancia, en Castelnuovo (Asti). El encuentro con el Rector Mayor es parte de este camino y es una oportunidad para una discusión integral sobre temas decisivos para la Familia Salesiana y para toda la Iglesia.
El padre Ángel, 10º Sucesor de Don Bosco, elegido Rector Mayor por primera vez en 2014 y en el Capítulo General de 2020 confirmado para otros seis años, habla de “una congregación serena”, también a la luz de algunos datos.
Actualmente hay 14.000 Salesianos de Don Bosco, presentes en 134 países del mundo. Hay entre 440 y 460 novicios que se unen cada año a la familia, con el pronunciamiento de su primera profesión. Y aproximadamente uno de cada cuatro religiosos es joven.
Hablamos de una presencia capilar, que recorre los cinco continentes y que se muestra sumamente preciosa en las tierras más pobres o en conflicto, como en la atormentada Ucrania.
Allí, “estamos tanto en el Sur, en el área de rito latino, con cinco presencias conectadas a la Inspectoría de Polonia, como en el Norte, en el área de rito griego, en leópolis y en Kiev”.
En Ucrania, el 22 de diciembre, será ordenado obispo el joven salesiano Maksym Ryabukha: una gran responsabilidad, pero también un signo de esperanza en un momento terrible. En este año de guerra “hemos albergado a miles de familias en nuestros hogares, en Polonia y Eslovaquia, pero también aquí en Italia. Y nuestros salesianos en Ucrania han sido muy valientes, llegando a veces casi hasta las líneas del frente para llevar ayuda y medicinas. Yo personalmente he visto imágenes de una furgoneta alcanzada por proyectiles de artillería. Es una realidad muy dura, herida por actos de brutalidad e inhumanidad ante los cuales es difícil resistir. Pero es precisamente allí donde hoy estamos llamados a dar testimonio de esperanza”.
Entre las muchas situaciones difíciles, también figura la de China: la Familia Salesiana está presente con una Inspectoría propia en Hong Kong, Macao y Taiwán, donde gestiona varias escuelas y centros juveniles. Además, algunos religioso de Don Bosco trabajan en China continental para ayudar a los más pobres y a los enfermos de lepra, siempre dentro de un diálogo muy delicado e indispensable con las autoridades locales.
Durante el encuentro también hubo espacio para temas delicados e incómodos, como el tremendo del maltrato infantil. “Para nosotros, que hemos prometido públicamente a Dios dar la vida por los jóvenes, un caso de abuso es una herida terrible y un gran dolor. Les aseguro que, ante cada señalación o denuncia, tomamos las medidas más firmes y oportunas. Hay que buscar la justicia por todos los medios. Y no es fácil: lamentablemente también hay realidades que explotan la situación, para lucrar con ella, porque acusar públicamente a una persona inocente es condenarla a llevar una carga que permanecerá para siempre. Pero cuando surge la evidencia, el proceso se lleva a cabo con gran rigor. Además, creo mucho en la justicia restaurativa: encontrarme con las víctimas, tratar de entender qué necesitan, cuál es su demanda de justicia”.
A quienes le piden un comentario sobre las teorías de género y los peligros para la integridad de la persona, el Rector Mayor responde: “Comencemos con una mirada de misericordia, que recibe y no condena. Evidentemente, esto no significa justificarlo todo, sino partir de la persona en su totalidad, con su misterio y también con su fragilidad”.
En un tiempo en el que, al menos mirando desde nuestra perspectiva, una gran crisis de fe parece extenderse entre los más jóvenes, la del padre Ángel es en todo caso un mensaje de esperanza: "En comparación con la época de Don Bosco, todo ha cambiado, pero, al mismo tiempo, nada ha cambiado". Por eso, incluso en una sociedad profundamente transformada y mucho más secularizada que la de mediados del siglo XIX, “nuestro centro no cambia: una fe vivida en la transparencia, con declinaciones que, naturalmente van cambiando de realidad en realidad. No olvidemos que, en muchos países donde operamos, los católicos son una exigua minoría y entre nuestros muchachos, hay musulmanes, hindúes y personas de muchas otras religiones. Siempre que sea posible, sin embargo y siempre con respeto, proponemos un anuncio que no sea proselitismo, sino libertad. Muchos jóvenes lo reciben: puedo testimoniar haberlos conocido. Tal vez no hagan ningún ruido, pero sí están".