¿Cómo ha nacido su vocación misionera?
Considero que está ligada a tres elementos: mi búsqueda espiritual, mi pertenencia a los Boy scout y mi vocación para la comunicación social. La búsqueda espiritual nació en familia: con un papá profesor de filosofía y una mamá muy devota, a pesar de ser una familia pobre había siempre muchos libros en casa los que tuvieron un fuerte impacto en mi. El Movimiento de los Boy scout y las historias de su fundador, Baden Powell, me abrieron los horizontes. Después, cuando fui a la universidad para estudiar comunicación social y periodismo conocí a Don Bosco, que ha catalizado todas las experiencias y mis sueños de ir más allá, brindándome una misión en donde Dios podía tener necesidad de mí.
¿Cómo has terminado en Camboya desde América Latina?
Mi primera opción fue siempre en Asia. Me siento cercano a los pueblos asiáticos e intento descubrir los rasgos que nos unen. También muchos de nuestros dramas sociales, culturas, modos de pensar entre Asia y Sudamérica son comunes. Cuando visitas los templos de Angkor en Camboya, enseguida piensas en los templos Maya en México.
¿Cómo fue el cambio de un país muy católico a otro budista?
Cuando era joven conocí en Colombia la Teología de la Liberación, san Juan Pablo II le hizo diversas correcciones, pero la convicción de que Jesús está con el pueblo, entre los pobres, siempre estuvo en mi corazón. Cuando vine a Camboya en 1999 vi tanta pobreza y todas aquellas homilías de mi adolescencia, todas aquellas iniciativas en favor de los pobres y que predican el amor de Dios a los marginados, se encendieron nuevamente en mi al ver a la gente de Camboya. Y como católico en esta sociedad budista recuerdo siempre que Jesús ama mucho a los pobres y da su vida por ellos, independientemente de su religión, raza, idioma o ideas.
¿Qué ha aprendido de los camboyanos?
El pueblo camboyano es muy simple. Vive plenamente el momento presente, acepta cualquier cosa especialmente si se siente en comunidad. Los jóvenes tienen gran simplicidad de corazón, son inteligentes. Creo que de los camboyanos he aprendido su modo de ser simples, de observar y apreciar el tiempo presente.
¿Cuál es tu aporte específico a la comunicación?
En el 2007 presenté a mis superiores en Camboya, la propuesta de abrir una escuela de comunicación social en Sihanoukville. La propuesta fue recogida y se ha vuelto mi gran misión. Por mi parte quiero contribuir a la producción literaria y fílmica salesiana en idioma Khmer. Ahora estamos trabajando para producir una película sobre la vida de Don Bosco. Mi sueño es atraer a muchos jóvenes hacia la Fe y promover más vocaciones salesianas camboyanas.