Con todo este contexto en su contra la joven Congregación Salesiana nace y consigue consolidarse, gracias a la intervención de la Providencia, a la rica y profunda personalidad de don Bosco, a la ayuda de grandes y pequeños colaboradores logrando imprimirle una identidad del todo particular a este naciente y pujante proyecto a favor del bien de los jóvenes.
Don Bosco, entre las muchas cualidades humanas y los dones recibidos de Dios, gozaba de un extraordinario don de liderazgo. Su rica personalidad será un ejemplo único de emprendedor creativo, el cuya figura sigue siendo tan brillante doscientos años después de su nacimiento y el signo claro será la congregación fundada por Don Bosco que goza de una gran vitalidad y capacidad regenerativa.
Con admirable capacidad de visión, lo mencionará años después como un rico testimonio, su joven salesiano escritor don Juan Bautista Francesia: «Cuando Don Bosco visitó por primera vez aquel lugar proyectado para realizar su oratorio, debió tener mucho cuidado para no caer y golpearse la cabeza, pues por piso tenía un terreno lizo y resbaladizo; cuando llovía el agua llegaba de todas partes. D. Bosco sentía que entre sus pies pasaban grandes ratones, y sobre su cabeza sobrevolaban murciélagos». Pero para don Bosco era el mejor lugar del mundo.
Sin lugar a dudas que Don Bosco gozó de una fuerte atracción personal que lograba transformar en calor humano. Sabía trabajar a cada persona y ganarse la confianza de sus colaboradores porque su persona inspiraba una confianza absoluta. Se construyó para todos ellos capacidad de resiliencia. A la originalidad de sus ideas, agregaba su fortaleza y su persistencia en su proyecto; cuando se encontraba delante de cualquier obstáculo sus pretensiones crecían y se engrandecía.
Trabajaba con las mejores personas, las cuales elegía con una fina intuición; procuraba el contacto personal; buscaba la perfección; mantenía la visión general sin olvidar los detalles con una fuerza de voluntad y con una admirable actitud positiva: «No nos detendremos jamás”.
Es indiscutible que actualmente nos encontramos en medio de un cambio radical de la sociedad que afecta, como nunca antes, a las personas y las instituciones; la sociedad se torna nuevamente liquida y ante este panorama, los salesianos están repensando sus presencias y su actividad para responder en cada lugar del planeta a las necesidades de los destinatarios. Desde aquí, este ejemplo de liderazgo de Don Bosco es una invitación para seguir respondiendo con serenidad y valentía en estos nuevos contextos.
No existen recetas hechas, cada momento es único e irrepetiible; pero es cierto que el modelo de liderazgo que don Bosco ejercía permitirá a los salesianos responder con creatividad en todo momento y navegar en esta sociedad.
Tenía razón aquel guardia de los llamados “Carabinieri” que veía a Don Bosco jugar con sus muchachos: “Este extraño general está creando una ejercito invencible”.. Al servicio de Dios y de la felicidad de los jóvenes de todo el mundo.