Para los salesianos que ya han participado en varios capítulos con anterioridad, resulta algo cansado el recomenzar a releer nuevamente los documentos, informes y asistir a los eternos debates sobre temas que ya tantas veces han sido tratados en el pasado, y casi naturalmente viene la duda, sino sería mejor discutir menos y no restar tiempo a nuestro trabajo en medio de quienes nos necesitan.
En la termodinámica hay un concepto muy conocido, que es la entropía que con palabras simples seria la tendencia que conduce a los sistemas al desorden que los degrada hasta su destrucción, sucede especialmente con sistemas que pierden su estabilidad a causa del aislamiento o la falta de comunicación o bien el intercambio con otros sistemas.
Este concepto se refiere a un tipo de dinámica que sin duda lleva a una organización a cerrarse, aislarse, a generar un sistema que lentamente desemboca en la muerte.
Nuestros capítulos son precisamente momentos privilegiados que nos resguardan de este peligro por medio de la evaluación, verificación y corrección de procesos de nuestras inspectorías; con ello se revitaliza y reorienta el rumbo de nuestras comunidades en función de la Misión y de las prioridades asumidas.
El éxito de estos procesos de corrección de rumbos y optimización del carisma son resultado de una experiencia de profunda y sincera comunicación a nivel comunitario donde la experiencia de fe tiene el puesto central.
Cuando son prioritarios los criterios de fe, los análisis que se hacen de la realidad resultan completamente diversos, y en muchas ocasiones contradictorios a los realizados por organizaciones que solamente buscan mejorar sus servicios o la calidad de sus productos. Una mirada de Fe nos obliga, como creyentes a evaluar nuestras opciones no en relación a lo que es razonable o rentable, sino de acuerdo a los criterios de Cristo y Don Bosco. Por lo tanto, el éxito de la gestión de nuestras inspectorías no es mesurable solamente con índices de calidad y desempeño, sino que por la capacidad de transformarnos y de permanecer unidos a Cristo, Él nos hace entrar en este dinamismo profundo de las opciones hechas a partir del amor.
Esta experiencia del amor cristiano nos aleja de toda forma entropía que se refleja en la búsqueda de comodidad, seguridad e inmovilidad; el Papa hace referencia a esto señalando: “Cuando nosotros cristianos estamos cerrados en nuestro grupo, en nuestro ambiente, nos pasa lo que le pasa a todo aquello que es cerrado: cuando una habitación está cerrada empieza el olor de la humedad… y si una persona está encerrada en ese cuarto, ¡se enferma!”. Cuando una inspectoría se niega a cuestionarse a abrirse a nuevas posibilidades, lentamente se queda sin aire, se enferma, y finalmente muere.
Continua el santo padre, “Ser fieles y creativos requiere de cambios. Saber cambiar. ¿Y por qué debemos cambiar? Es para adecuarnos a las circunstancias en las que debemos anunciar el Evangelio. Para permanecer con Dios es necesario saber salir, no tener miedo de salir”. Dios nos invita a hacer la experiencia de Jonás: dejar nuestras seguridades nuestros cálculos de comerciantes y partir a predicar.
Nínive está fuera de nuestros esquemas, está en la periferia de su mundo y a esas nuevas periferias le tienen nombres concretos: de países, de situaciones de vida, de grupos humanos, están al otro lado de la calle, en las afueras de nuestras ciudades o en la pantalla del computador. Solo se debe saber mirar. “Dios no tiene miedo de las periferias. – nos dice el papa - Por eso, si ustedes van a las periferias lo encontraran allí”.