¿Cuál es la situación en Sudán del Sur?
La situación es crítica, pero tratamos de hacer nuestro trabajo de la mejor manera. Nuestras escuelas se han mantenido abiertas. Tenemos dos escuelas técnicas, tres escuelas secundarias y más de 25 escuelas primarias, y todas están siendo gestionadas directamente por los salesianos. Tenemos también una escuela primaria para niños desplazados, ubicada en Juba.
¿Qué hacen los salesianos en Juba?
En el territorio de nuestra misión tenemos un campamento para desplazados internos de Sudán del Sur, gestionado íntegramente por nosotros y por nuestros colaboradores, que alberga de 10 a 15 mil personas según el período. Nos ocupamos de todo: hospitalidad, alojamiento, comida, cuidado, ropa, escuela, educación...
La escuela primaria para niños refugiados dio inicio el 2014. Hoy tenemos 3.500 estudiantes distribuidos en dos turnos. También en este caso pensamos en todo: uniformes, artículos de papelería, libros, una comida al día, que a menudo es la única que los niños comen… También tenemos mucho cuidado en la capacitación de unos 50 maestros, para que puedan contactar a niños que viven en situación muy particular.
¿Cómo está organizado el campamento?
Hay cristianos y musulmanes que pertenecen a dieciocho tribus diferentes; ellos viven bien, y están juntos. Para ser acogidos se necesita respetar las reglas. También tenemos un sistema descentralizado muy funcional: hay varios grupos de 50 familias, cada uno con un líder y un vice líder. Son ellos que coordinan la vida de la comunidad y del grupo y distribuyen los alimentos. Dentro del campo cada uno está registrado y tiene un carnet que debe presentarlo cuando necesitan algo.
¿Promueven algunas actividades además de la escuela?
En Juba comenzamos un proyecto agrícola para ayudar a las personas para que sean independientes. Los apoyamos de muchas maneras: ofreciendo semillas, equipos, capacitación. Lo que se requiere de ellos es cuidar el cultivo y la cosecha. También hay muchas otras cosas que estamos haciendo... Algunas mujeres hacen trabajos de sastrería, otras son peluqueras, cocineras... Las apoyamos para que puedan comenzar a trabajar y ser independientes.
Mirando hacia el futuro, esperamos que la paz llegue pronto, y cuando esto suceda comenzaremos la segunda fase de nuestra misión: ayudar en la reconstrucción.