Los participantes escribieron en sus evaluaciones finales:
“Nuestro peregrinaje desde el Colle a Roma, pasando por Mornese, Turín y Annecy, se desarrolló de modo que nos permitió darnos cuenta de las ‘conexiones entre las cosas’, de cómo nuestra historia se ha desarrollado de maneras que no se pueden pasar por alto, sino que deben ser consideradas seriamente. Más allá de los valiosos materiales que se compartieron, nos benefició la gran devoción que estos facilitadores y profesores tenían por san Francisco de Sales, Don Bosco, María Mazzarello, la Congregación, la Iglesia y las Misiones, una devoción tan real y contagiosa. Además, ¡el espíritu que los animaba era contagioso! Y esos misioneros ‘probados en la batalla’ que estaban con nosotros en el curso, se comprometieron plenamente en el proceso.
Durante el curso SE RESPIRABA PARTICIPACIÓN: se preparó un programa general, pero no estaba grabado en piedra. En cambio, después de escuchar a los participantes y las inspiraciones del momento, se adoptaron flexibilidad e innovaciones.
SE RESPIRABA COLABORACIÓN: el curso fue organizado por el Sector para las Misiones, pero de una u otra manera también se involucraron otros sectores como el de la Pastoral Juvenil y el de la Formación. Salesianos, laicos e Hijas de María Auxiliadora fueron nuestros guías y nuestros anfitriones.
SE RESPIRABA COMUNIÓN: dado que varios miembros de la Familia Salesiana vivieron, aprendieron, escucharon, compartieron, sirvieron, oraron y experimentaron juntos, fue un verdadero camino de Familia Salesiana.
SE RESPIRABA EL ESTUDIO CONTEMPLATIVO: hubo una clara agenda formativa y temas muy sólidos, tratados por personas muy competentes, pero no fue una simple acumulación de datos, sino una iniciación a la reflexión, interiorización y contemplación en el Espíritu.
SE RESPIRABA EL ESPÍRITU: hubo espacio para que el Espíritu soplara, iluminara, inspirara y tocara nuestras realidades más profundas, como personas y como grupo.
¡Qué experiencia religiosa! ¡Qué bendición para agradecer! ¡Qué oportunidad para tomar el respiro que se necesita! ¡Qué aliento para repensar las misiones en conversaciones con el Espíritu! ¡Qué motivación para unirse y entusiasmarse, a invitación del Señor, para lanzarse a navegar mar adentro (Lc 5, 4)!”
Al final, todos los participantes del “Corso Respiro” consideraron que los objetivos del programa se habían alcanzado más allá de las expectativas: brindar un “respiro misionero” para revitalizar la dimensión misionera de su vocación, actualizarse en algunas cuestiones teológico-pastorales relacionadas con las misiones y reflexionar sobre sus propias experiencias misioneras.