¿La situación en Damasco actualmente es pacífica?
Absolutamente no. Los terroristas todavía están en el vecindario, las granadas de morteros y los misiles llegan a la ciudad y, aunque ya no se hable en Occidente de esta situación, esto no significa que la guerra haya terminado en Siria y Damasco. El ejército nacional sirio está haciendo esfuerzos en toda Siria y esperamos que termine pronto. En Damasco seguimos luchando en los suburbios, la situación no es absolutamente tranquila. Recientemente tuve que cerrar el oratorio varias veces por estos misiles que fueron lanzados hacia la ciudad.
¿Tu vecindario y tu parroquia fueron afectados durante los años de la guerra?
Gracias a Dios, las bombas no nos han afectado directamente. Algunas de las bombas que han estallado en las cercanías han llegado hasta nuestras estructuras pero no han ocasionado graves daños.
Cuéntenos sobre el Centro Juvenil.
Nuestro Centro Juvenil es uno de los más activos en Damasco, con más de 1,300 muchachos y jovenes de segundo grado hasta estudiantes universitarios que vienen de todas partes de la capital a vivir unas horas de normalidad. Gracias a dos generadores siempre podemos tener electricidad y agua, elementos esenciales en muchos hogares. Intentamos crear un ambiente acogedor, por eso lo llamamos "Oasis de paz". Todos los días ofrecemos una comida porque incluso la comida en las familias es escaza y muchas veces pobre.
Muchos sirios han huido. Los jóvenes que vienen al Centro Juvenil ¿qué esperan del futuro?
Nuestro trabajo es ayudar en todo lo que podamos para defender la presencia cristiana en Siria. Muchos abandonaron el país por varias razones, sin embargo nuestro principal trabajo es estar presentes y ayudar a las familias de todas las formas posibles. No podemos olvidar que la guerra es una carga muy pesada, muchos han muerto, muchos han sido secuestrados. No puedes decirle a un joven que no se vaya después de siete años de guerra (...). Oramos para que todo esto termine, aunque estos signifique reconstruir el país.