Cientos de viviendas e infraestructuras públicas han sido destruidas, agravando aún más el sufrimiento de la población civil. La guerra y el cierre de todas las escuelas siguen amenazando la vida y el futuro de millones de niños y niñas.
Las comunidades marginadas, incluidos los refugiados, han sufrido gravemente las consecuencias de la crisis económica de los últimos años y ahora sus vidas se ven nuevamente trastornadas por otro conflicto. En los últimos años, se estima que alrededor de 1.8 millones de iraquíes y 1.5 millones de sirios han dejado sus hogares y su país, buscando refugio en países vecinos, incluido el Líbano. Un número muy limitado de desplazados solicita el estatus de refugiado, ya que muchos consideran el Líbano solo un lugar de tránsito, dado que el país nunca ha firmado la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, ni su protocolo de 1967.
En esta trágica situación, los Hijos de Don Bosco, presentes en el país desde 1952, han solicitado ayuda para apoyar las actividades de su escuela “Ángeles de Paz”, a la que asisten doscientos cincuenta niños refugiados iraquíes y sirios de entre seis y quince años. Todas las escuelas del país han sido cerradas por razones de seguridad, incluida la escuela salesiana situada en las afueras de Beirut, donde vive la mayor parte de la comunidad de refugiados y solicitantes de asilo; sin embargo, por ahora los profesores logran acceder a ella y usar las instalaciones y la conexión estable a internet para gestionar las clases a distancia con los estudiantes.
Desde 2015, la escuela Ángeles de Paz garantiza educación a niños refugiados, además de un programa de apoyo psicosocial, realizado por psicoterapeutas y especialistas en lenguaje, con el fin de abordar las dificultades derivadas de haber sido víctimas de la guerra y del desplazamiento.
Los niños refugiados en el Líbano enfrentan diversos obstáculos para acceder a la educación. Hasta 2023, podían asistir a la escuela solo en el turno vespertino, expuestos a riesgos y peligros, lo que provocó un aumento del abandono escolar. Después de las huelgas de los profesores, debido a la fuerte devaluación de sus salarios, se suspendieron los turnos vespertinos.
De hecho, los niños refugiados están excluidos del sistema educativo formal, y la escuela Ángeles de Paz representa para ellos la única oportunidad de acceder a una educación de calidad. Los salesianos desean continuar con sus actividades y, en este momento tan trágico, necesitan ayuda para cubrir los gastos de compra de computadoras, tabletas y conexión a internet para aquellas familias de refugiados que no disponen de estos recursos. Su objetivo, en efecto, es seguir garantizando las clases a doscientos cincuenta niños vulnerables, para quienes el vínculo, incluso digital, con la escuela significa no solo preservar su trayectoria educativa y sus posibilidades de futuro, sino también compartir momentos con sus compañeros y tener un mínimo respiro de la constante amenaza de la guerra.
Para obtener más información, visite el sitio: www.missionidonbosco.org
