Por: Gian Francesco Romano
¿Padre Ferdinand, cómo fue posible realizar su formación salesiana en secreto?
Durante ocho años fue mi proceso de formación. Un año de noviciado, cinco años de Posnoviciado y dos años de preparación para la Profesión Perpetua y el sacerdocio nos encontrábamos con los formadores durante el fin de semana. Eran tres veces por semana y luego dos veces por mes. Obviamente, esas reuniones por sí solas no eran suficientes: tenía que estudiar, siempre en secreto y cuando estaba en casa. Y mientras yo estaba enseñando en una escuela secundaria, en la que también tenía que tener cuidado de no salir de la ortodoxia del régimen.
De esta manera he estudiado lo temas fundamental de todas las materias, y he realizado los exámenes durante las reuniones formativas. Con una formación de esta manera, al finalizar el régimen político, me encontré sin documentos, pero lo más importante fue que siempre he vivido cerca a la gente.
¿No había ninguna posibilidad de hacer de otra manera?
Existían seminarios que realizaban la formación a la vida sacerdotal, pero el número de candidatos era limitado y controlado. No podemos olvidarnos que infiltraban a algunos jóvenes dentro de los seminarios. Cuando finalicé la formación recibí la ordenación Diaconal y luego de pocos minutos, recibía también la Ordenación Sacerdotal, sin la celebración de una Eucaristía. En la habitación donde se realizó la ordenación se encontraban: el Obispo Mons. Chryzostom Ján Korec Bishop, futuro cardenal, yo y otro joven que se ordenaba también aquel día.
Cuando enseñaba como profesor en la escuela ¿tuvo algún problema?
Una vez me preguntaron: “¿Usted es creyente?”. Yo sabía que si le decía que sí, sería mi último día de enseñanza; pero ni siquiera podía decir que no. Entonces, mi respuesta fue muy simple y lo hice con otra pregunta: “¿Qué quiere decir ser un creyente?”. Fue suficiente esta respuesta para que no me vuelvan a hacer la pregunta.
Y ¿Ahora qué hace?
Sigo a enseñando libremente en el Instituto Don Bosco para el trabajo Social de Žilina, en Eslovaquia, que se encuentra afiliado a la Universidad “Santa Isabel”.