En la partida, en Génova, el santo fundador pidió a los misioneros que “hicieran todo lo que pudieran y que Dios haría el resto”. Frente a este llamado, pronto se comprende que, en la misión, no es posible escatimar esfuerzos para anunciar a Jesucristo y defender la vida; y, al mismo tiempo, que los misioneros no actúan solos, porque es la gracia de Dios la que obra y realiza lo que debe ser hecho, estableciendo una correlación entre la entrega humana y la acción divina. Don Bosco soñó una vez que se encontraba entre los indígenas de la Patagonia.
Hoy, a ciento cincuenta años del envío de los primeros misioneros salesianos, la Misión Salesiana de Mato Grosso (MSMT) sigue haciendo realidad el ideal de aquel sueño: ser una presencia entre los pueblos indígenas, manteniendo la determinación y la amabilidad de los pioneros. Como informa el sitio web de la Inspectoría de Brasil-Campo Grande (BCG), “con la llegada de los salesianos a Mato Grosso en 1894, la asistencia a las poblaciones indígenas se amplió. El primer desembarco fue en la colonia Teresa Cristina, en 1894; luego, en Sangradouro, en 1906; y finalmente en São Marcos, en 1957”. Según el padre Juan Carlos Ingunza, misionero salesiano en Sangradouro: “El pueblo xavante, por diversas razones, recurrió a los misioneros salesianos en busca de ayuda. La comunidad los acogió calurosamente y, poco a poco, la obra de Sangradouro se dedicó completamente a los xavante”.
“Debemos anunciar el Evangelio de Jesús de manera inculturada. Con nuestra presencia, somos un signo de Jesús”, declara el religioso.
La comunidad de Sangradouro
La comunidad de Sangradouro, dedicada a san José, extiende su labor a lo largo de sesenta y ocho aldeas. Está dirigida por el director, el padre Amércio Rezende de Oliveira, junto con otros salesianos: el padre Joseph Tran Van Lich (misionero ad gentes de Vietnam), el padre Ingunza Uscola (misionero ad gentes de España), el hermano Altair Gonçalo Monteiro da Silva y el tirocinante Gabriel Coelho. Según el padre Rezende, el trabajo que los misioneros salesianos realizan con el pueblo xavante en Sangradouro se concreta en diversas actividades, como: el oratorio, la celebración de misas, la catequesis, la donación de cestas de alimentos, medicinas y ropa por parte de las distintas presencias salesianas en la inspectoría, el acompañamiento de las familias, diversos cursos para mujeres y jóvenes, y la celebración de los sacramentos en consonancia con sus ritos de paso.
Además, destaca que tanto el misal como el leccionario utilizados en las celebraciones son los traducidos a la lengua de los xavante, lo que refuerza la atención a la evangelización inculturada, ya que permite a los xavantes orar en su propio idioma. En este contexto, el padre Van Lich añade que también se entregan a las familias locales plántulas de árboles frutales para su cultivo, se imparten cursos de portugués, se brinda asistencia a los ancianos y enfermos de las aldeas y se mantiene una atención constante a los jóvenes xavante a través del estudio de la música en su lengua, reafirmando así su cultura e identidad.
Finalmente, se lleva a cabo el oratorio dominical, con deportes, juegos, merienda, los mensajes de la “buenas noches” salesiana, con la presencia y asistencia de los salesianos, además de otras actividades diarias en las aldeas.
Los desafíos
Consultados sobre los principales desafíos de esta misión, los Hijos de Don Bosco responden que el problema principal es el idioma, ya que con frecuencia necesitan traductores. Muchos indígenas están inactivos y ya no trabajan directamente en los campos como antes. También hay preocupación por la salud, ya que muchos son diabéticos, aunque cuentan con la asistencia de la Unidad Sanitaria de Base (UBS) del territorio. Además, señalan que la educación formal, es decir, la escuela, ya no está a cargo de los salesianos, lo que representa una gran pérdida para la misión.
En el espíritu de la celebración del 150º aniversario de la Primera Expedición Misionera, el padre Ingunza Uscola subraya la importancia de la misión ad gentes para la Congregación Salesiana: “El salesiano que es enviado por el Rector Mayor para colaborar como presencia salesiana es una persona que busca continuar con el mismo espíritu de los pioneros que nos precedieron. Lo que aprendimos de ellos fue el respeto por la cultura y la identidad de los pueblos, luchando por el reconocimiento de sus derechos. Lo más importante en la acción misionera es estar presentes entre ellos (xavante), en sus ritos, bailar con ellos, respetar su cultura, estar presentes en su vida. Debemos anunciar el Evangelio de Jesús de manera inculturada. Con nuestra presencia, somos un signo de Jesús”.
La celebración del 150º aniversario de la Primera Expedición Misionera Salesiana es también una invitación a mirar la identidad y la espiritualidad misionera salesiana y a repensar la misión frente a los contextos actuales, especialmente aquellos en los que los jóvenes ven amenazada su dignidad humana.
La Congregación Salesiana, fiel al mandato misionero de Jesús, está al servicio del Reino de Dios, al estilo de Don Bosco, y bajo el lema del aniversario – agradecer, repensar, relanzar – busca responder a los llamados actuales, resignificando su presencia en los diversos frentes de misión, dialogando con las múltiples realidades, con actitudes sinodales, en una propuesta de Iglesia en salida. José Cleudo Matos Cardoso
Fuente: Boletín Salesiano de Brasil