El postulador general destacó que: «Este es un gran logro, fruto del trabajo realizado por los miembros del tribunal diocesano y por quienes han contribuido, en particular por la comisión histórica y el vicepostulador». Es una etapa celebrada con alegría por monseñor Salvatore Rumeo, obispo de Noto, junto con toda la diócesis, la familia del siervo de Dios y la Familia Salesiana de Sicilia. El postulador general solicitará ahora al Dicasterio de las Causas de los Santos que nombre un relator que guiará la preparación de la Positio super virtutibus del siervo de Dios, que será redactada por la doctora Lodovica Maria Zanet, colaboradora de la postulación. La investigación diocesana se llevó a cabo en la curia episcopal de Noto (Siracusa) desde el 2 de marzo de 2014 hasta el 5 de mayo de 2024.
Nino Baglieri nació en Modica, el 1° de mayo de 1951. Tras asistir a la escuela primaria y dedicarse al oficio de albañil, a los diecisiete años, el 6 de mayo de 1968, cayó de un andamio de diecisiete metros de altura. Hospitalizado de urgencia, Nino se dio cuenta, con amargura, de que había quedado completamente paralizado. Ante una situación tan dramática, su madre, Giuseppina, con valentía y confianza en Dios, decidió cuidarlo personalmente durante toda su vida. Así comenzó el camino de sufrimiento de Nino, quien pasó de un centro hospitalario a otro, sin experimentar ninguna mejora. En 1970, regresó a su pueblo natal. Tras los primeros días de visitas de amigos, Nino vivió diez largos años de oscuridad, sin salir de casa, en soledad, sufrimiento y profunda desesperación.
El 24 de marzo de 1978, Viernes Santo, a las cuatro de la tarde, un grupo de Renovación en el Espíritu rezó por él; Nino sintió una transformación interior. Desde ese momento, aceptó la cruz y dio su “sí” al Señor. Comenzó a leer el Evangelio y la Biblia, redescubriendo las maravillas de la fe. Ayudando a algunos niños vecinos con sus deberes, aprendió a escribir con la boca. Así redactó sus memorias, cartas a personas de diversas categorías en todo el mundo, y personalizó imágenes-recuerdo que ofrecía a quienes lo visitaban.
Gracias a un pequeño dispositivo, marcaba números telefónicos y entraba en contacto directo con muchas personas enfermas. Sus palabras serenas y convincentes les llevaban consuelo. Esto inició un flujo continuo de relaciones que no solo lo sacaron del aislamiento, sino que lo llevaron a testimoniar el Evangelio de la alegría y la esperanza.
Desde el 6 de mayo de 1982, Nino celebró el Aniversario de la Cruz y ese mismo año se unió a la Familia Salesiana como Salesiano Cooperador. El 31 de agosto de 2004 emitió la profesión perpetua entre los Voluntarios con Don Bosco (CDB). El 2 de marzo de 2007, a las ocho de la mañana, tras un periodo de larga enfermedad y prueba, Nino Baglieri entregó su alma a Dios.
Después de su muerte, fue vestido con ropa deportiva y zapatillas, para que, como había dicho: «En mi último viaje hacia Dios, pueda correr a su encuentro».