Hola, Nelson, preséntate…
Me llamo Nelson Alves Cabral, tengo veintiséis años y soy el tercer hijo de nueve hermanos. Soy salesiano con votos temporales desde hace cuatro años. Me consagré como religioso salesiano el 8 de diciembre de 2020, en Fatumaca.
¿Qué te inspiró a elegir ser misionero?
Quería ser misionero cuando comencé mi formación como aspirante salesiano. En ese tiempo teníamos con nosotros a un misionero, el padre Manuel Faile, SDB, quien nos hablaba de la vida y la misión del venerable padre Vicenzo Cimatti, en Japón. Su vida, su misión y sus virtudes captaron mi atención. Una de sus virtudes que más me gustó fue la “caridad”, la cual fue el fundamento de su misión como sacerdote y misionero, especialmente durante el período que pasó en Japón, donde dedicó su vida a servir a los demás. Así fue como comencé a pensar que algún día me gustaría ser misionero.
¿Estás feliz con el lugar al que vas? ¿Tienes temores o preocupaciones respecto al nuevo lugar, la cultura y la gente?
Cuando escribí mi carta para las misiones, declaré que iría donde el Rector Mayor y sus consejeros me enviaran. Esto significa que estaría listo para enfrentar todos los desafíos que encontraría en mi vida en el campo de misión. Creo que no es fácil ser misionero y llevar a cabo la misión de Dios en un lugar nuevo, en una cultura nueva y conociendo a personas nuevas; pero también creo que Dios no me dejará solo, es más, estoy seguro de que Dios estará siempre conmigo. A través de las experiencias de los misioneros salesianos que he escuchado y visto, como el padre Vicenzo Cimatti y los sacerdotes o coadjutores de Timor Oriental, he descubierto que Dios siempre ha estado con ellos.
¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, amigos y compañeros cuando les hablaste de tu vocación misionera?
Comuniqué mi vocación misionera a mi madre, a mis hermanos y hermanas cuando estaba en formación en el posnoviciado, durante las vacaciones. Quedaron muy sorprendidos, especialmente mi madre. No me apoyaba ni aceptaba que me convirtiera en misionero. Durante dos años, cuando estaba en casa de vacaciones, continué diciéndolo, pero ella no quería escucharlo. Decía: “Ser misionero no es bueno”, y quería que fuera sacerdote en Timor, no misionero.
Aunque mi madre no quería, en mi corazón mantenía este deseo. Durante las vacaciones de Navidad de 2023, intenté hablar con ella de nuevo, le expliqué mejor la vocación misionera y, finalmente, ella dijo: “Está bien… Esta es tu elección; como madre, siempre rezo por tu vocación”.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
Con respecto a mi proyecto, no estoy seguro, ya que aún no he llegado al campo de misión. Sin embargo, lo que pienso y lo que me dijo mi director espiritual es que para adaptarse rápidamente a un nuevo entorno, uno siempre debe estar “abierto”. Otro plan que tengo ahora es que, una vez que llegue a la tierra de misión, sepa crear buenas relaciones con mis compañeros salesianos y con los jóvenes. Esto es lo más importante. Porque también es una forma de adaptarme rápidamente a un nuevo entorno.
¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida te gustaría seguir?
Sí, el padre Vicenzo Cimatti es el modelo más importante en mi vida. Su vida, su misión y sus virtudes me han atraído y me han hecho querer ser misionero. Además, los misioneros en Timor Oriental y su experiencia de vida y de misión también me han ayudado mucho, enseñándome, en particular, cómo poder ser continuamente fiel a la vocación salesiana.
¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes respecto a la elección y vocación misionera?
Hay cuatro cosas que quisiera decirles:
- Escuchen su corazón: porque su corazón puede darles la respuesta que los haga sentir bien en su vocación.
- Busquen una guía: hablen con su guía espiritual y con otras personas que puedan ayudarles a discernir su vocación misionera.
- Estén abiertos: reciban las nuevas experiencias y oportunidades que se les presenten.
- Confíen en el camino: crean que Dios tiene un plan para ustedes y disfruten del recorrido.