El Padre Preite, ahora desempeña en Roma un papel muy delicado con los Salesianos, especialmente en lo que respecta a lo social. ¿Cuáles son las emergencias?
Diría que fundamentalmente hay dos emergencias. Una es la pobreza de los menores, y se estima que hay un millón doscientos mil jóvenes en situación de pobreza en Italia, quienes además abandonan la escuela y es necesario abordar el tema del abandono escolar. Naturalmente, aunque esto no sea una justificación, situaciones similares llevan a la comisión de delitos, como hemos visto recientemente con la redada en la ciudad vieja de Bari. La represión, aunque necesaria en el momento adecuado, no es la única respuesta; es necesario prevenir. Nos enfrentamos a situaciones graves que nos conciernen a todos y sacuden nuestras conciencias.
Una segunda emergencia se llama trabajo, y se necesitan políticas laborales más efectivas y enérgicas. Necesitamos políticas laborales activas y eficaces; solo el trabajo otorga dignidad a las personas, no la mera asistencia, que aunque sea útil en momentos críticos, es una válvula de escape.
La educación, que es uno de los puntos clave del fundador de los Salesianos, Don Bosco. “El trabajo lleva a lo que se llama la santidad de lo ordinario, de lo cotidiano, a vivir honestamente cada día”. Esto también lo decía san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei...
De hecho, en algunas cosas, los dos tienen mucho en común, como el sentido del realismo, mantenerse con los pies en la tierra y los ojos dirigidos al Cielo. Solo el trabajo, y de hecho el santo español lo decía, santifica nuestra existencia, la hace digna y aleja las malas ideas de la mente.
¿Cómo define la situación actual del país en términos de pobreza?
Grave, pero no entro en cuestiones políticas que no me competen. Es necesario brindar respuestas claras, fuertes y adecuadas a los jóvenes.
Usted estuvo mucho tiempo en Bari en el barrio Libertad; ¿qué les dice a sus antiguos conciudadanos?
Que sueñen en grande, es hermoso. Hoy estoy en Roma, desempeñando un papel difícil y de responsabilidad en la capital, pero nunca olvidé a Bari. Sigo pensando que la educación y el trabajo son el camino hacia la santidad de la vida. Especialmente aprender técnicamente un oficio, eso fue una obsesión de San Juan Bosco.