¿Puede presentarse?
Me llamo Andre Delimarta, soy de Indonesia (INA) y estoy destinado a trabajar como misionero en Malasia.
¿Qué le inspiró a tomar la decisión de ser misionero?
Crecí con los Salesianos. Desde mi formación inicial, la bondad, el trabajo, el compromiso y el espíritu de sacrificio de los misioneros salesianos tuvieron un gran impacto en mí. Fueron ellos quienes me enseñaron a conocer a Don Bosco, me introdujeron en la Congregación y me hicieron enamorarme de ellos. Esto se convirtió en la razón de mi vocación misionera: el amor a Don Bosco y a la Congregación. Si la Congregación necesita misioneros, entonces quiero decir: "¡Aquí estoy, voy!".
¿Estás contento con el lugar al que vas? ¿Tiene algún temor o preocupación sobre el destino, la cultura y la gente?
Me han destinado a la arquidiócesis de Kuching, Sarawak (Malasia), que forma parte de la Provincia de Filipinas Septentrional (FIN). Malasia está cerca de Indonesia, tenemos una cultura y una lengua muy parecidas. Por eso estoy seguro de que podré adaptarme a la vida y la cultura de la gente del lugar.
¿Cómo reaccionaron tus familiares, amigos y hermanos cuando les hablaste de la vida misionera?
Cuando decidí responder a la llamada o invitación a ser misionero, muchos amigos, incluidos mis hermanos, se sorprendieron. Los que rara vez me enviaban mensajes, de repente empezaron a mandarme mensajes con muchas preguntas. Tuve que responderles uno por uno. Mi única preocupación era mi madre, debido a su avanzada edad, y dudaba un poco de estar lejos de ella. Pero, como siempre, no puso objeciones cuando le dije que iba a trabajar en Malasia. Ella me confió voluntariamente a la congregación hace mucho tiempo. Una cosa importante que siempre me dice es que debo cuidar mi salud. Y mientras yo sea feliz, ella será feliz.
¿Cuáles son tus planes y sueños sobre la vida misionera?
Los planes y sueños de mi vida misionera son muy sencillos. Me he inspirado en los misioneros que he conocido y deseo que mi vida misionera pueda ser también como la de ellos, viviendo mi vida misionera hasta la muerte como un hijo fiel, amoroso y obediente de Don Bosco.
¿Tienes en mente algún modelo misionero cuyo estilo de vida te gustaría seguir?
Siempre que reflexiono sobre mi vida misionera, me vienen a la mente estas figuras: Don Alfonso Nacher, Don José Carbonell, el Diácono Baltasar Pires y Don José Kusy, que murieron como hijos fieles, amorosos y obedientes de Don Bosco.
¿Cuál es tu mensaje a los jóvenes sobre la elección y la vocación misioneras?
La Congregación está siempre necesitada de misioneros para trabajar en muchas partes del mundo, llevando esperanza y salvación especialmente a los jóvenes. Vivir la vida salesiana como misionero puede ser una experiencia maravillosa y única en la vida. No hay que tener miedo a ser misionero, siempre que haya amor a Dios y a Don Bosco: estos dos elementos permitirán vivir la vida misionera feliz y fructuosamente. ¡Sed misioneros! Mirad al otro lado del mundo y experimentad a Dios: Él obrará milagros a través de vosotros.