Padre Tarcisio, ¿qué queda hoy del legado de Don Orione?
Don Orione nació el 23 de junio de 1872 y fue una luz que se encendió para la Iglesia y para el mundo. Su vida fue traer noticias al mundo y sobre todo la necesidad de poner atención en la caridad como una mediación hacia la Iglesia y para vivir el Evangelio. El mensaje principal de Don Orione es precisamente este: por la caridad amamos al Papa, amamos a la Iglesia, porque este es el mensaje y la buena noticia del Evangelio.
También asociamos a menudo a Don Orione con los oratorios y la atención a los jóvenes. ¿Cuál es su modelo educativo y qué tan relevante puede ser hoy?
Don Orione inició su congregación con la atención a los jóvenes, a los niños, especialmente en los oratorios. Su mensaje de dar atención a los jóvenes se mantiene. Hace unos años uno de nuestros superiores generales decía: “Jóvenes. ¿Están lejos ellos o estamos lejos nosotros?”. Y entonces don Orione es precisamente el mensajero para decir que debemos estar cerca de los jóvenes. Si somos capaces con nuestras intenciones y proyectos de reunir a los jóvenes y estar cerca de ellos podemos hacer mucho bien, porque lo que los jóvenes necesitan hoy es ante todo presencia, cercanía.
¿Cuál es el legado de Don Orione en el mundo?
La congregación se extiende hoy por unos 30 países de todo el mundo. La primera vez que Don Orione salió de Italia fue a Brasil, fundando obras tanto allí como en Argentina, donde residió también durante 3 años de su ministerio. La congregación se ha extendido por todo el mundo precisamente con este mensaje: evangelizar a través de las obras de caridad, pero no solo institucionalizadas, sino haciendo, transmitiendo el mensaje de que a través de la caridad podemos conquistar a las personas y demostrar la maternidad de la Iglesia.
¿Cuáles son los desafíos de la familia orionita en el futuro cercano?
Hemos elegido como tema del Capítulo General una frase de Don Orione: "El compromiso es arrojarse al fuego de los tiempos nuevos". Don Orione vio a la humanidad afligida por tantos males, necesitada de restaurarse en la fe, en el corazón de Jesucristo, y dijo: "Debemos ir a la gente. Tenemos que salir e ir hacia la gente. Es una necesidad urgente arrojarse al fuego de los tiempos nuevos por amor a Jesucristo, al pueblo y a la Iglesia”.
¿Cómo es en la práctica “arrojarse al fuego de los nuevos tiempos”?
Nuestra reflexión y nuestras resoluciones son sobre todo en el sentido de una fuerte espiritualidad. Como religiosos es una reflexión ad intra, es decir, para fortalecer nuestra espiritualidad, nuestra consagración religiosa y nuestra identidad orionina. Pero todo esto para salir, hacia la gente, para transmitir el amor del Señor a través de las obras de caridad. Este es nuestro propósito y nuestro carisma.