El Rector Mayor acogió con gran alegría la propuesta que le hicieron estos salesianos de tpoder ener un momento de formación y para conversar sobre el salesiano presbítero. Y el padre Ángel a continuación se dirigió con mucha paternidad directamente a los jóvenes que se preparan al sacerdocio siguiendo los estudios de teología, retomando el pensamiento inicial.
Exhortó a los jóvenes en formación a saber modelar su corazón haciéndolo similar al de Don Bosco, que era sacerdote cuando celebraba la Misa, cuando estaba en el oratorio entre los muchachos, cuando se confesaba, cuando soñaba y cuando escribía. Afirmó también: “Pero el corazón del salesiano sacerdote debe ser un corazón calentado por el amor a los jóvenes para poder llevar a los jóvenes al encuentro con Jesús, y no olviden de ser generosos, de darse como Jesús y nuestro Don Bosco, y les garantizo que siempre serán felices".
Con verdadera paternidad el padre Ángel escuchó el testimonio de los diez salesianos, dando consejos a cada uno de ellos. Al final, los felicitó porque todos ellos llevaban la cruz salesiana. “¡Llévenla siempre!”, les recomendó.
Después de un momento de fiesta y fraternidad, el Rector Mayor, saludando y agradeciendo a los hermanos, dejó otro consejo: “Por favor, queridos hermanos, adelante, anímense, no tengan miedo. ¡Coraje! Siempre felices, como nos quería nuestro padre, Don Bosco”.
Al finalizar, los salesianos aprovecharon su estadía para encontrarse con el Postulador General para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana, padre Pierluigi Cameroni, quien les habló de la belleza de la santidad salesiana.