El Sr. Sandro Boesso, de 65 años, de la ciudad de Borbiago, en la provincia de Venecia, estudió en la Escuela Salesiana de Ivrea, donde asegura, "siempre me he encontrado muy bien". Gracias a la huella indeleble que le ha dejado la educación salesiana, en las últimas semanas se ha empeñado en hacer llegar a Lviv dos generadores eléctricos. Esto a través de “Missioni Don Bosco” la Procura Misionera salesiana de Turín y de la operación humanitaria promovida en favor de Ucrania y coordinada por las entidades salesianas italianas activas en la solidaridad internacional.
Él, en concreto, es la persona que consiguió y a inicios de abril hizo llegar a su destino los generadores. Era necesario elegirlos debidamente, de manera que fueran aptos para la obra salesiana que actualmente hospeda refugiados y refugiadas, cuando se verifiquen cortes de energía.
Los generadores deben ser capaces de abastecer el edificio del gimnasio y de los talleres de reparación de vehículos de la escuela de formación profesional, que ahora se han convertido en un albergue temporal; así como las demás secciones del mismo instituto, una de las cuales está destinada a la formación en el sector de la hostelería y restaurantes, una especialización que ha resultado muy útil en este momento, en el que es necesario dar de comer a muchas personas.
Tras obtener las mejores condiciones económicas para la compra de los generadores y tras su envío, Sandro Boesso viajará para comprobar que su instalación se haya realizado correctamente: ubicación, conexiones, combustible. Está listo para ir, aunque sea por un par de días: "Los ucranianos aprenden rápido, si tienen que ser corregidos, aceptan la opinión de un experto", dice.
Boesso ayudó a la Misión Salesiana en Ucrania tras la caída del Muro de Berlín y hoy se pone nuevamente a disposición. Además conoce bien la estructura salesiana en Lviv, porque hace 12 años fue allí precisamente para instalar las conexiones eléctricas. “Todavía había cables e interruptores de fabricación soviética, que eran inseguros -recuerda-. Fui allí en nombre de 'Missioni Don Bosco' para programar la ejecución de las obras e instruir a los técnicos locales sobre cómo respetar las normas internacionales”.
El técnico italiano durante seis meses viajaba quincenalmente a Ucrania para supervisar las obras, delegando la posterior finalización y mantenimiento de los sistemas a un grupo de trabajadores locales. Después de dos años, realizó otro viaje y luego otros, incluso realizó unas vacaciones con su mujer y sus hijos.
También intervino en Vynnyky donde estaba la estructura del pabellón salesiano de la Expo 2015. Las visitas le permitieron compartir su vida con la de los ucranianos que ha encontrado. Por eso hoy afirma: “Creo que van a poder defenderse porque el espíritu que tienen es muy fuerte. Luchan porque su hogar, su vida está amenazada. No quieren convertirse en súbditos. Es un pueblo que quiere ser democráticamente libre, que quiere tomar sus decisiones por sí mismo”.
Más información está disponible en: www.missionidonbosco.org