A continuación se muestra el comunicado de prensa publicado en Jambo Vijana, la revista para jóvenes de los centros salesianos del Este de la República Democrática del Congo:
Los jóvenes hospedados en el "Don Bosco Ngangi" de Goma se enteraron con consternación, el lunes 22 de febrero, de la noticia de la muerte de Luca Attanasio. Durante su estancia en la República Democrática del Congo, este hombre mostró su afecto por los numerosos jóvenes y niños atendidos por los salesianos de esa obra.
En las obras salesianas de Oriente de la República Democrática del Congo en particular, pudimos descubrir que él creía en el poder del amor para vencer el peso del mal. Su bondad, su generosidad, su coraje y su amor lo acompañaron hasta su muerte en este camino hacia sus amigos más pobres. Creía, como nosotros, que con el carisma salesiano es posible un mundo mejor, especialmente para las generaciones más jóvenes.
Agradeció mucho por nuestras actividades educativas, formativas, médicas, de seguridad y psicosociales para los niños y jóvenes vulnerables del Centro Juvenil Don Bosco Ngangi. (...)
No olvidamos su apoyo, ayuda y consejos para lo que ya había reconocido como nuestras vulnerabilidades recurrentes y multifacéticas. Al dolor también se unieron el padre Jean-Claude Ngoy y el padre Albert Kabuge, ex Inspector e Inspector saliente de África Central. Don Kabuge escribió: “Que Dios reciba a sus almas en su Reino. Mi más sentido pésame a las familias de nuestros hermanos que nos acaban de dejar. Que Dios nos ayude a todos”. (...)
Gracias a su compromiso social, a su pasión por África y especialmente por la República Democrática del Congo, su misión y su trabajo fue sentida como la de un miembro a pleno título de la Familia de los operadores humanitarios en estas zonas de guerrilla.
De otro lado, el padre salesiano Ghislain Nkiere, que opera en Kinshasa, añade su testimonio: “Lo conocí hace apenas un mes, puedo decir que era un hombre generoso, que siempre quiso ayudar a los demás. Era una persona que no se dejaba contar las cosas, sino que quería ver de cerca las dificultades en las que vive esa población reprimida por los grupos armados. El embajador Attanasio ayudó a nuestro hogar para niños y niñas de la calle. Vino a visitarnos para traernos comida, pero sobre todo para conocer a los chicos. Era una persona cercana de la gente. Precisamente este deseo de estar cerca de las personas, de vivir lo que viven, lo ha llevado tan cerca del peligro”.