“Una persona que me ha hecho tanto bien - dijo el Papa Francisco hablando de Mons Czmil -. Es imborrable en mí el recuerdo cuando siendo un joven, tenía doce años, asistía a su Misa. Él me enseñó a servir la Santa Misa, a leer el alfabeto, a responder las diversas partes de la Misa... Aprendí de él, en este servicio en la Misa, que lo hacía tres veces por semana, he apreciado la belleza de su liturgia, de sus historias, el testimonio vivo de cuánto la fe haya sido afectado y forjado en medio de las terribles persecuciones ateas del siglo pasado. Estoy muy agradecido a Monseñor Czmil y a los 'héroes de la fe': aquellos que, como Jesús han sembrado en el camino de la Cruz. Porque la verdadera victoria cristiana siempre está en el signo de la Cruz, nuestra bandera de esperanza”.
Refiriéndose a Mons. Czmil y a los Cardenales Slipyj y Husar, el Santo Padre añadió: “Los testigos del pasado se abrieron al futuro de Dios y por lo tanto dan esperanza. Varios de ustedes probablemente han tenido la gracia de conocerlos... Que la memoria de los padres y madres en la fe nos guíen y nos acompañen en el viaje por la vida”.
El Papa Francisco en la cripta de la Basílica se quedó durante unos minutos en oración silenciosa ante los restos de Mons. Czmil, quien educó al joven Bergoglio cuando era misionero en Argentina el año 1948.
En representación del Rector Mayor, participó el P. Tadeusz Rozmus, Consejero Regional para Europa Centro y Norte, junto al P. Karol Manik, Superior de la Circunscripción Especial de Ucrania.