Con la llegada de la Constitución de 1988, conocida también como la Constitución de los ciudadanos, fue introducido en Brasil la doctrina de la protección integral, que en el artículo 227 declara como deber de la familia, de la sociedad y del Estado, asegurar a los niños y a los adolescentes con prioridad absoluta, el derecho a la vida, a la salud a la alimentación, al tiempo libre, a la profesionalización, a la cultura, a la dignidad, al respeto de la libertad y a la convivencia familiar y comunitaria.
El 13 de julio de 1990, con la ley 8069 nació después el Estatuto del Niño y del Adolescente. Esta ley ha cambiado la perspectiva según la cual los niños y los adolescentes eran vistos, pasando a ser definidos como ciudadanos con derechos, sujetos a una tutela diferenciada, especializada e integral. En otras palabras el ECA descentralizó y municipalizó las acciones administrativas, eliminando la burocracia de las políticas públicas que se ocupaban de los niños y los adolescentes en Brasil.
No debemos olvidar que el ECA es el resultado de un movimiento social que se reforzó contra el sistema de castigos del Código de Menores, sustituyéndolo los castigos con la educación y los derechos humanos. Aquí es que se realiza un gran encuentro entre Don Bosco y el ECA.
Con su Sistema Preventivo, Don Bosco dio forma a una práctica educativa que se preocupa de los jóvenes, especialmente los excluidos, de los abandonados y de los que se encuentran en un estado de vulnerabilidad y de riesgo. Don Bosco a través de su Sistema Preventivo, ante la situación de los jóvenes de su época hizo una opción educacional: un tipo de educación que consideraba como valores, la presencia, el afecto y la alegría, guiadas por la razón, la religión y el cariño.
Festejar los 30 años de ECA significa también reconocer que los niños y los adolescentes tienen acceso a la educación y a la salud, que la mortalidad infantil se redujo y que el derecho a registrar los nacimientos fue garantizado con los certificados.
El ECA ha vuelto también posible la apertura a otras políticas como: El Plan nacional para la lucha a la violencia sexual contra los niños y los adolescentes; el Plan nacional para prevenir y erradicar el trabajo de los menores; la Protección de los adolescentes que trabajan; la tutela del Derecho a la familia y a la convivencia comunitaria; y con el apoyo de otros organismos nacionales e internacionales fue sistematizada y presentada la propuesta de un Sistema nacional de asistencia socio-educativa (SINASE).
Entretanto aún queda trabajo por hacer, porque las desigualdades persisten, obligando a tantos niños y adolescentes a no gozar enteramente de sus derechos.
di Claudia R. Zanchin Vanzo
