Simone Srugi, hoy venerable, era muy querido por todos e incluso por los bandidos que infestaban la zona, quienes no le querían propiamente bien, pero lo admiraban y lo respetaban. Los exalumnos de la obra, a distancia de años lo recuerdan a Strugi como el salesiano más santo y más influyente. Entre sus actividades quedó en la memoria de los habitantes del lugar también un molino puesto a disposición de los agricultores y las actividades de mediación en los litigios de los residentes.
El área de Beitgemal fue durante mucho tiempo una zona de pantanos, que a través de los años los salesianos la bonificaron hasta volverla cultivable.
Hoy Beitgemal se caracteriza por ser una presencia de la Iglesia en pleno contexto israelí, que hospeda a numerosos visitadores principalmente judíos y emigrados de los países del Este. Estos visitantes son indudablemente atraídos por la belleza del lugar, pero pueden encontrar también la oportunidad de una catequesis esencial sobre el cristianismo y un interesante servicio de difusión de la palabra de Dios y de otros textos religiosos en diversos idiomas.
La casa se caracteriza además porque hospeda a grupos y con la ayuda de la ONG salesiana “VIS - Voluntariado Internacional para el Desarrollo”, cultiva la campiña con viñas y olivos.
En los últimos años la casa de acogida de los salesianos ha organizado en Beitgemal numerosas iniciativas, también culturales, como los conciertos de música clásica, muy frecuentados por los residentes de las zonas vecinas y por las concentraciones organizadas por grupos de la zona, como los scout, durante el verano.
Desde 1920, en Beitgemal además hay un observatorio meteorológico, que envía todas las mañanas mediciones: antes las realizaba para los ingleses, hoy para Israel.
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