Posteriormente, en 1610, las tres primeras aspirantes comenzaron su noviciado en Annecy, que concluyó un año después, el 6 de junio de 1611. El fundador entregó en 1613 las primeras constituciones a las religiosas.
La comunidad creció día a día. Aunque fue proyectada y erigida de forma muy sencilla en Annecy, como congregación de derecho diocesano, en muy pocos años se convirtió en una orden de derecho pontificio. En este rápido proceso de transformación, mantuvo siempre su propia fisonomía de mansedumbre y dulzura, de humildad y ascetismo, de oración y contemplación.
Desde Annecy, cuando san Francisco de Sales estaba aún en vida, la Orden se extendió a Lyon, Moulins, Grenoble, Bourges, Turín, Montpellier, Valence, Clermont y París.