Desde lo que nos corresponde ver no ha existido algo parecido a un golpe de estado sino más bien la clara resistencia civil popular ante una nueva afrenta del ex partido de gobierno en contra de la Constitución Política del Estado. Algunos pasajes relacionados son que Evo Morales no respetó el resultado del Referendo Constitucional del 21 de Febrero de 2016, donde las urnas le dijeron que no debía re postularse a otras elecciones, a título de “derecho humano” desconoció esos resultados y se presentó en las elecciones del 20 de octubre de este año. A esto se suma los incendios de más de 1.000.000 de hectáreas de bosques en la Chiquitanía, que tiene entre sus causas un decreto gubernamental favoreciendo el "chaqueo" o quema de bosque para poder brindar más tierras agrícolas a la gente afín al MAS y por intereses comerciales. Y, por último, el fraude electoral a favor de Morales, denunciado por la Organización de Estados Americanos después de una auditoría realizada por un grupo de expertos de esta organización.
La mayoría de la ciudadanía boliviana ha buscado este tiempo una salida pacífica al conflicto y esta pudo materializarse ante el amotinamiento de los policías quienes se negaron a reprimir a los civiles en protesta. El ejército también sugirió al ex mandatario cesar sus funciones y más bien decidió renunciar para dar paso a una sucesión constitucional, ahora a cargo de la Dra. Jeanine Áñez.
Los obispos de Bolivia, en su comunicado del día 10 de noviembre dicen textualmente: “Lo que sucede en Bolivia no es un golpe de estado, lo decimos ante los ciudadanos bolivianos y ante toda la comunidad internacional.”
En ese contexto, demasiado sintetizado, solicitamos a las comunidades salesianas de América y el mundo no caer en la desinformación o suposición de la pérdida de la legalidad y democracia en Bolivia. Aún vivimos tiempos difíciles por los grupos de choque de Evo Morales que no aceptan la renuncia de su líder y piden que vuelva al gobierno, lo cual es totalmente inviable después de haber salido a la luz todo el mundo de corrupción y manipulación de los poderes del estado en el cual estábamos sumidos.
Todas nuestras obras salesianas continúan acompañando al pueblo en este difícil momento prestando su servicio educativo-evangelizador en la medida en que las circunstancias lo permiten. Agrademos las oraciones y la cercanía de toda la familia salesiana en el mundo. Y seguimos pidiendo a nuestro Dios por la pronta, pacífica y justa solución a estos conflictos.
Cochabamba, 16 de noviembre de 2019