Querido Santo Padre, queridos hermanos y hermanas,
La población de la Amazonía es joven, es la región de la Esperanza. Sin embargo, estamos llamados a contemplar su realidad infantil y juvenil. La situación es muy delicada y esto debe resonar en el corazón de la Iglesia Misionera.
Es una triste realidad la que viven los cientos de miles de jóvenes en la Amazonía. Están marcados por la pobreza, la violencia, las enfermedades, la prostitución infantil y juvenil, las adicciones, el narcotráfico, el embarazo precoz, el desempleo.... Por otro lado, todavía tenemos fenómenos como el vacío existencial, la automutilación, el suicidio, la formación profesional inadecuada, el poco afecto de los jóvenes por los valores tradicionales, la pérdida de las raíces culturales.... los jóvenes son parte de nuestro rebaño y merecen nuestro afecto y nuestro cuidado creativo.
Detrás de esta realidad hay una serie de causas: la fragmentación de la familia, la ineficacia de las políticas públicas preventivas, la fragilidad de la educación, la insuficiente atención del Estado a la educación, la presión seductora de las ideologías (la cultura secularista, técnica, presuntuosa, miope, económica y hedonista).
Es importante reconocer que la mayoría de los jóvenes amazónicos están sanos, tienen ideales, están comprometidos, son críticos frente a la corrupción y la violencia, dan testimonio de vida cristiana, de amor a la Iglesia... Pero hay una necesidad urgente de un enfoque pastoral dinámico y renovado que siga los horizontes de “Christus vivit”.
La respuesta pastoral de la Iglesia a los problemas de los jóvenes ha sido todavía muy tímida; esta timidez pastoral se manifiesta visiblemente en muchos hechos y situaciones. Hace falta un proyecto específico para la evangelización de los jóvenes en las diócesis de la Amazonía. La evangelización de los jóvenes está todavía muy ligada a las actividades religiosas y litúrgicas… hay una falta de visión de una pastoral de procesos que superen la pastoral de ‘eventos’ y actividades.
Muchos jóvenes sienten una “falta de paternidad espiritual" en los sacerdotes, porque los perciben con poca sabiduría pedagógica y sin empatía. Los jóvenes de la Amazonía esperan de la Iglesia una opción preferencial decisiva y un fuerte relanzamiento de la Pastoral Juvenil en todas las diócesis, formando líderes jóvenes, fomentando el protagonismo juvenil, reforzando la catequesis, proponiendo el voluntariado misionero, etc.