Dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI) para paliar la grave crisis económica a cambio de duras medidas económicas del Gobierno han convertido el país en un “polvorín” y la población ha salido a las calles para manifestarse por estas medidas que perjudican a los más vulnerables.
El paro del transporte, que ha paralizado el país, y la movilización de más de 40.000 personas de las distintas comunidades indígenas del país han puesto contra las cuerdas al Gobierno, que ha trasladado la capital del país a Guayaquil y ha decretado el toque de queda en diversas zonas para intentar frenar las movilizaciones ciudadanas.
Los Salesianos que, desde su llegada a Ecuador en 1888, se han caracterizado por el cuidado y el acompañamiento a las comunidades indígenas para preservar su cultura y tradiciones. En este contexto han abierto las puertas de la Universidad Politécnica Salesianas para acoger a más de 3.000 personas en sus jardines y en su coliseo para que tengan un lugar donde poder descansar.
“La solidaridad se ha organizado para conseguir colchones y frazadas, hacer turnos en la enfermería improvisada y cocinar alimentos para ellos”, destaca uno de los miembros de la comunidad educativa.
Estas personas llegan cansados de caminar. Muchos de ellos vuelven heridos por los gases lacrimógenos con los que responden las fuerzas policiales. El coliseo Salesiano se ha puesto a disposición de los indígenas y de los que lo necesiten. Si bien en la Universidad Salesiana encuentran un lugar para dormir, sin embargo; la llegada masiva de personas en los últimos días ha hecho necesario habilitar patios, jardines y cualquier lugar que sirva de descanso, para quienes quieran reivindicar de forma pacífica sus derechos y defender a su país.
“Los Salesianos han abierto sus puertas de corazón, como ya lo hicieron en anteriores ocasiones de conflicto a las comunidades indígenas de la Amazonía, de la Sierra y afroecuatorianas, como una gran familia, pero también deseamos que no haya derramamiento de sangre ni que haya que lamentar víctimas mortales, y que la paz y la justicia social se impongan como argumentos frente a los meros intereses económicos”, reflexiona uno de los jóvenes que está ayudando como voluntario a los indígenas.