Muchos de estos niños huyen de sus hogares por el desinterés de sus padres, otros por malos tratos, y otros porque se ven amenazados por la creencia popular de que son “hechiceros”, que atraen la mala suerte a sus familias. Una vez en la calle, deambulan de barrio en barrio, duermen donde pueden, sobreviven gracias a pequeños trabajos que les ofrece el centro de Luanda: lustrabotas, limpiacristales, porteadores.
En el caso de las mujeres, muchas terminan prostituyéndose, y casi todas inhalan gasolina y pegamento para calmar el hambre y encontrar un aparente consuelo a su soledad, a la sensación de vacío que experimentan.
Los Salesianos comenzaron a trabajar por la recuperación de los niños de la calle en los años 90, cuando se reunieron en la capital grupos de niños que huían de la guerra que durante casi treinta años destruyó el país. Hoy las motivaciones han cambiado, pero el fenómeno de los niños de la calle sigue vivo y por eso los Salesianos han desarrollado nuevas estrategias. Mientras que en los años de la guerra el objetivo principal era ofrecer primeros auxilios a los niños, ahora es reunir, a través de un camino de acogida y rehabilitación, a los niños de la calle con las familias de origen.
Actualmente, los Salesianos de Don Bosco están desarrollando un proyecto especial para las madres solteras que viven en la calle, y para ello están renovando un edificio para acogerlas a ellas y a sus hijos. Se desea crear un nido seguro en el que madres e hijos puedan encontrar un hogar que les garantice protección y calor.
Gracias a esta iniciativa, cada año 20 niñas menores de edad serán acogidas e involucradas en actividades de salud y atención psicológica, que irán acompañadas de la posibilidad de asistir a cursos de formación profesional y de un camino de reencuentro familiar con su familia de origen.
Para mayor información visite: www.missionidonbosco.org