Por las calles de Bukavu vagan cientos de jóvenes entre 14 y 20 años. Algunos de ellos no asistieron nunca a la escuela. La pobreza de sus familias les obliga a buscar un trabajo. Muchos de ellos para sobrevivir se dedican a trabajos pequeños como vender bolsas plásticas, lavan coches, o son mozos de equipajes. Trabajan descargando la mercancía. Siempre tienen la esperanza de volver a la escuela. Su trabajo es siempre mal pagado.
La interrupción o la falta de educación de los jóvenes traen resultados negativos en la vida social en Congo. La falta de educación priva el país de la posibilidad de desarrollo. Suele pasar que los jóvenes gastan el dinero en el alcohol y las drogas que destruyen su salud. Algunos entran a los grupos delincuenciales, usan armas.
El P. Giovanni Querzani, italiano, empezó el trabajo con los jóvenes en el barrio de Kadutu. Comenzó por la escuela profesional en Bukavu y dar a la gente una profesión concreta. De los bienhechores italianos recibió muchas máquinas mecánicas y de carpintería. Después entregó la escuela a los salesianos.
Los salesianos organizan un curso de alfabetización para los niños de la calle con el objeto de ajustar el nivel de educación. En el curso y en las actividades educativas participa 100 niños. Para los jóvenes han planificado un programa de educación profesional en 3 campos: construcción, carpintería y mecánica automotriz. En la obra faltan las herramientas. Los jóvenes no están en condiciones de pagar mensualidades.
Los salesianos de Bukavu están convencidos de que al “Recibir, instruir, educar los jóvenes en peligro es el bien para toda la sociedad”.
