Desde la gran crisis migratoria de 2016 existe a nivel de Iglesia una llamada a que edificios y espacios de comunidades religiosas que no estén utilizados al cien por cien se puedan dedicar a acciones y programas de acogida. Se necesitaban espacios adecuados para acoger a las personas refugiadas que llegaban a la ciudad y la Congregación Salesiana creyó oportuno ofrecer “Martí-Codolar”. Concretamente se cedió dos plantas de los edificios de la Residencia donde viven y se acogen a familias enteras y jóvenes.
Al inicio, el convenio se firmó con “Snow Travel” y posteriormente se añadió la Cruz Roja. “Todos los servicios de la casa están a disposición de las personas refugiadas", explica el P. Joan Codina, SDB, superior de la comunidad de Martí-Codolar.
Aparte de la cesión de los espacios mencionados, la Congregación Salesiana hizo mejoras necesarias para una buena estadía de estas personas, como la instalación de una lavandería automática.
Además de los espacios, los salesianos junto con los voluntarios ofrecen su tiempo. El P. Codina afirma que este proceso e implicación se hace sin heroísmos, pero desde su condición de salesianos. “Como salesianos estamos llamados a trabajar con jóvenes y niños, no nos podíamos negar, al contrario, lo vemos completamente necesario".
La mayor parte de las personas que llegan a Martí-Codolar son niños con sus familias. Existe otro grupo que son jóvenes que llegan solos. Constantemente van cambiando las personas porque es un centro de emergencia. Se puede denominar “de primera llegada”, hasta cuando los trasladan a otros lugares y proyectos diferentes según intereses y necesidades de las personas. No podemos dejar de mencionar que durante este tiempo se acogió a un numeroso grupo de “Menores No Acompañados”.