Durante un año después de la cicatriz de esa terrible herida que no sana, porque la matanza también ha causado daños sociales que hasta hoy no se han superado. “Antes del ataque, el 85% de los trabajadores de salud llegaban de otras partes del país, así como los profesores. Los terroristas mataron a los no residentes y a los que no eran musulmanes. Muchos de estos profesionales han huido del lugar.
En un solo lugar llamado Garissa falta contratar 800 profesores y un número indeterminado de personal de salud. Por este motivo se han cerrado algunas escuelas y algunos Centros de salud. La palabra 'Garissa' ahora se asocia a una amenaza, explicó a Radio Vaticano Tommy Simmons, fundador de AMREF Italia, organización que desde 1957 ha estado presente en Kenia, y hace un año intervino desde el primer momento para llevar alivio a las víctimas.
Para recordar en la oración el trágico aniversario en Kenia se han organizado muchas iniciativas. La Archidiócesis de Mombasa, que es dependiente de la Diócesis de Garissa, las víctimas fueron recordadas durante la Semana Santa - en particular en el Vía Crucis, junto con las cuatro Misioneras de la Caridad asesinadas en Yemen y otras víctimas del terrorismo. El mismo día del aniversario, se recordó con un momento de oración.
En Garissa, el Obispo Mons. Joseph Alexander, celebró la misa en domingo de la Misericordia invitando a rezar por las víctimas, por los familiares y por la conversión de los asesinos.