Por: Tatiana Capelo
Fabricio y Federico provienen de una formación salesiana en la escuela con los salesianos de Milán. Ambos estudiaron su carrera en la Universidad Estatal de la misma localidad. Nos cuentan que esta experiencia en Taisha y las comunidades vecinas les deja una experiencia imborrable y un desafío para sus vidas: “valorar la sencillez con la que viven los niños y jóvenes y a partir de esa sencillez ser felices”.
Su motivación para vivir esta experiencia salió del Oratorio comenta Fabricio y en el caso de Faderico, nace del Movimiento Juvenil. Federico realizó ya una experiencia de voluntariado un mes en Etiopía y la inquietud de hacer voluntariado de Fabricio, fue por el testimonio de su amigo. En diálogo con el responsable de voluntariado misionero de Milano, se dio la oportunidad de realizar esta experiencia en la Amazonía ecuatoriana.
A pesar del idioma, los cantos, dinámicas, juegos, ayuda a los jóvenes, y apoyo a la misión fueron las tareas que realizaban en Taisha y en las comunidades vecinas.
Entre risas nos cuentan que fue su primera vez que subían a una avioneta y según Federico: “sería la primera y la última vez”. En aquella ocasión visitaron por dos días la comunidad de Wasakentza y quedaron admirados de cómo una escuela puede estar en medio de la selva.
Para estos dos voluntarios, esta experiencia la compartirán con los jóvenes de Milán. “Aquí en Quito como en Europa la vida es más fácil, en cambio; cuando tú vas a una comunidad encuentras otra la realidad. Es importante poder admirar la realidad de los niños y jóvenes. Muchos de ellos son felices con pocas cosas, se alegran con un palo, con una soga; en cambio nosotros que tenemos la computadora y todo… no valoramos lo que tenemos y lo que somos”.
Regresaron a Italia y darán testimonio de esta experiencia que fue muy importante para sus vidas. Fabricio y Federico fueron muy felices junto a los jóvenes de Taisha.