Principalmente, los profesores voluntarios se ocuparon de interrogar a los estudiantes fuera del aula, para evaluar sus habilidades de lectura y conversación. Cada uno de los 160 muchachos fue evaluado una o dos veces por semana, durante el curso intensivo de italiano y permitió a los estudiantes sentirse constantemente seguidos y acompañados.
La mayoría de los muchachos han puesto un gran esfuerzo durante el curso, ya que tienen el deseo de aprender el idioma y sobre todo ingresar en el mes de septiembre al Instituto Profesional. “En este lugar hay una pasión, un fuerte impulso para el rescate, como si el Instituto Salesiano representase un verdadero sueño”, explica Chiara, una de las profesoras que es voluntarias.
“Hoy en día - continuó -. Me di cuenta de que el Colegio ofrece una oportunidad única y crucial para la vida de los jóvenes en Alejandría. La calidad de los cursos, el profesionalismo de los maestros y sobre todo el estilo educativo que se transmite, significan que al final de los tres años el muchacho tenga habilidades profesionales y altas que la media humana. Esto permitirá tener un mayor margen de elección con respecto al propio futuro”.
No todo fue inmediato, pero el camino merecía hacerse. “Pronto me di cuenta de que la dulzura, el estímulo y la flexibilidad se combinan con una buena dosis de firmeza, todo ello aderezado con una cara seria y una voz decidida... Siento que esta experiencia me ha enriqueciendo bajo muchos puntos de vista”.
La escuela y el Oratorio Salesiano de Alessandria son frecuentados casi exclusivamente por menores que son musulmanes. No existe la intención de convertirlos, ni explícita ni implícita. Existe el deseo y el compromiso de ofrecer espacios para reuniones y para el crecimiento de las personas, para promover habilidades, para dar dignidad.
Este espíritu anima cada actividad, obligando a los voluntarios cristianos a hacerse preguntas, a enojarse, a cambiar de opinión. Es un espíritu que conduce a una conversión del corazón; dejar los prejuicios, las certezas, los miedos para encontrar al otro en una simple y auténtica hermandad.
Fuente: Don Bosco ICC