Filomena e Inicencio, son hermanos y la madre insiste que tienen 5 años de edad. La madre observa de lejos para fiscalizar lo que recaudan los hijos. Edu tiene 17 años, es sordo y mudo de nacimiento. Luiza tiene 13 años, y Mónica 21 años y tiene un bebé de nueve meses.
Nos preguntamos ¿qué tienen en común todos estos nombres? La absoluta y urgente necesidad de ser vistos y acogidos. Ninguno sabe leer o escribir. Carecen de la atención de la sociedad, de la dignidad y del derecho básico de ser niños y adolescentes.
Estos adolescentes dialogaron con los integrantes de los equipos misioneros que participaron en la formación el sábado y domingo (días 7 y 8 de abril), en el Centro de Espiritualidad Emaús, en Matola, con el P. Martin Lasarte, miembro del Dicasterio para las Misiones de la Congregación Salesiana.
En el primer día del encuentro, el P. Lasarte habló sobre la "Dimensión Misionera en la Pastoral Juvenil", para unos 50 jóvenes, provenientes de Goba y Namaacha (en la frontera con Suazilandia), de Moamba (en la frontera con Sudáfrica) de diversas parroquias de Maputo y de Matola. El día finalizó con una vigilia dirigida por el P. Francisco Pescador, Delegado de la Pastoral Juvenil, P. Luiz Gonzaga Piccoli, Delegado de la Animación Misionera, y del P. Martin Lasarte.
El segundo día de la formación se inició con la celebración de la Eucaristía, en la que hubo el envío de los jóvenes. Todos salieron en misión evangelizadora a diversos lugares del entorno de la Casa Santo Domingo Savio.
Los misioneros visitaron familias, oyeron sus historias, sus dificultades, sus anhelos. Al final de la mañana regresaron para compartir. Y fueron muchas las experiencias.
En cuanto a los niños de la calle que se quedan en la EN4, el grupo asumió el compromiso de regresar y acompañar a estos niños y adolescentes.