Durante esta intensa semana, el P. Amedeo guió a los capitulares a través de las diversas fases del discernimiento, desde la elección del Rector Mayor hasta la del Vicario General, los Consejeros de Sector y los Consejeros Regionales. Su guía transformó el proceso electoral en un camino de profunda reflexión y oración, ayudando a los participantes a sintonizarse con la voluntad del Espíritu Santo y a tomar decisiones compartidas, iluminadas por la fe.
Los capitulares apreciaron el estilo único del P. Cencini, caracterizado por un equilibrio entre la escucha, el silencio y la meditación. Este enfoque creó un clima de serenidad y apertura, convirtiendo el discernimiento en una experiencia espiritual y comunitaria. Su presencia, discreta pero incisiva, recordó a todos la importancia de la sinergia entre la oración y la responsabilidad.
El Rector Mayor, Don Fabio Attard, expresó con profunda gratitud: «Con profundo reconocimiento agradecemos al P. Amedeo Cencini por habernos acompañado en estos días cruciales. Su guía espiritual y su sabio discernimiento han dado profundidad y significado a las decisiones tomadas, permitiéndonos vivir este momento como una experiencia de fe y comunión.»
Continuando, Don Fabio enfatizó el impacto significativo de la presencia del P. Cencini: «Hemos tenido el privilegio de conocer al P. Amedeo Cencini como un maestro de los procesos formativos, una figura que ha ofrecido una contribución iluminadora no solo a la Congregación, sino a toda la Iglesia universal. Su experiencia y su enfoque del discernimiento no fueron simplemente teóricos: nos acompañó en un recorrido experiencial en el que cada uno de nosotros participó personalmente, y al mismo tiempo, fuimos desafiados como comunidad.»
Subrayando aún más el valor de su guía, el Rector Mayor declaró: «Fiel a su inconfundible estilo, el P. Cencini ha sabido guiarnos con una mirada profunda y un lenguaje sencillo pero incisivo, a menudo sintetizando sus enseñanzas en tres pensamientos o en tres palabras clave. Sin embargo, lo que transmitió va mucho más allá de las palabras: a través de su presencia física y su mirada llena de esperanza y amor, alentó e interpeló a cada uno de los presentes. Supo mirar dentro de las personas, ayudándolas a vislumbrar, incluso en los momentos más complejos, lo que Dios quería comunicar.»
Reflexionando sobre la experiencia vivida, Don Fabio añadió con gran admiración: «Como se dijo durante el Capítulo, si alguien que no lo conociera hubiera entrado en la sala, habría pensado: ¿Quién es este hombre? La respuesta es simple: el P. Amedeo Cencini es uno de los nuestros. No solo por su cercanía y familiaridad, sino porque supo entrar en el corazón de cada capitular. Se convirtió en un hermano, un amigo y un maestro que continuará acompañándonos en nuestro camino con su estilo discreto pero incisivo.»
Don Fabio concluyó con una reflexión que resume todo el recorrido: «Lo que hemos vivido con él no ha sido un paréntesis, sino un paradigma. Ha sido una experiencia que ha sentado las bases para una forma compartida de vivir el discernimiento, como una primera pieza que desencadena un efecto dominó de reflexiones y acciones guiadas por el Espíritu. El P. Amedeo encarnó profundamente la esencia educativa y carismática salesiana, regalándonos una presencia que es al mismo tiempo formativa, espiritual y auténticamente salesiana.»
El P. Amedeo Cencini, en respuesta a las palabras de agradecimiento del Rector Mayor, eligió expresarse con sencillez y un toque de humor: «Los salesianos han secuestrado al Espíritu Santo en esta sala.»
Luego, con humildad, agregó: «Acompañar a la Congregación Salesiana en este camino ha sido un gran privilegio para mí. He visto una comunidad profundamente unida en la escucha del Espíritu y en el deseo de servir a los jóvenes. Espero que el discernimiento vivido juntos siga inspirando la misión salesiana en todo el mundo.»
Concluyendo su intervención con una sonrisa, el P. Cencini dijo: «Me voy de aquí con una profunda gratitud hacia todos ustedes por esta experiencia tan hermosa. Estoy y seguiré estando a su disposición.»
Gracias a su servicio, el Capítulo General se enriqueció no solo con decisiones importantes para el futuro de la Congregación, sino también con un renovado sentido de comunión y apertura a la voluntad de Dios. El P. Amedeo dejó una huella significativa, recordándonos que el discernimiento es un pilar esencial para un liderazgo iluminado y fiel a la misión salesiana.
Con gratitud y afecto, la Congregación Salesiana agradece al P. Amedeo Cencini por su generosidad, su competencia y su espíritu de servicio, que transformaron esta semana en un tiempo de gracia y crecimiento para toda la familia salesiana.