Italia – Fiesta de Don Bosco 2025 en Turín-Valdocco, en el signo de la esperanza

03 Febrero 2025

(ANS – Turín) – “Como Don Bosco, anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes”: este fue el lema que marcó la Fiesta de Don Bosco 2025, en Turín-Valdocco, con una referencia al Aguinaldo de este año, al significado del Jubileo, así como a la figura del Santo de los Jóvenes, el “homenajeado” del día. Entre los numerosos eventos que marcaron la víspera de la fiesta (jueves 30 de enero) y el día exacto de la celebración (viernes 31 de enero), en la Casa Madre salesiana de Turín destacó en particular la misa vespertina presidida por el vicario del Rector Mayor, el padre Stefano Martoglio.

La fiesta comenzó ya en la tarde del jueves 30 con el concierto de las doce campanas (cuatro de ellas nuevas), que sonaron juntas por primera vez, organizado por la Associazione Campane TO. Después de este momento artístico-musical, se dio amplio espacio a la devoción y a las celebraciones litúrgicas, con el rosario animado por las Hijas de María Auxiliadora, la misa vespertina, presidida por monseñor Alessandro Giraudo, obispo auxiliar de Turín, y las primeras vísperas de la fiesta, presididas por el padre Martoglio.

La jornada previa a la fiesta concluyó con la vigilia de oración a Don Bosco animada por los novicios, que tuvo como tema “El Oratorio de Don Bosco: Laboratorio de Esperanza”. Dividido en dos partes, este momento de espiritualidad quiso rendir homenaje a la capacidad del Padre y Maestro de la Juventud de contagiar, a través de su ejemplo, a sus muchachos con la vida de oración y la tenacidad ante las pruebas: antes de dar paso a la adoración eucarística y al tiempo para las confesiones, los novicios representaron un episodio particular de la biografía del santo, ocurrido en julio de 1846, cuando Don Bosco enfermó gravemente y estuvo a punto de morir, pero todos sus muchachos del Oratorio rezaron y se comprometieron con sacrificios y ofrendas para obtener su curación.

El viernes 31 de enero estuvo marcado por numerosas celebraciones eucarísticas (cuatro por la mañana, dos por la tarde y una en la noche), así como por otros momentos significativos, como la bendición de los jóvenes y las jóvenes junto a la urna de Don Bosco, un tiempo de adoración eucarística, las segundas vísperas en la basílica y la distribución de aproximadamente siete mil estampas de Don Bosco a los fieles que llenaron la obra.

Siguiendo un esquema consolidado, las celebraciones involucraron diversas realidades turinesas activas en el territorio, especialmente con los jóvenes: la primera misa de la mañana fue presidida por el superior general de la Opera del Cottolengo, el padre Carmine Arice; la segunda, dirigida a los religiosos, por el padre Fabio Malesa, misionero de la Consolata, quien también ofreció una reflexión entre el fundador de la Consolata, el beato y pronto santo José Allamano, y Don Bosco; la tercera fue celebrada para los estudiantes de las escuelas salesianas de Valdocco y estuvo presidida por el delegado de pastoral juvenil de la Circunscripción Especial Piamonte y Valle de Aosta (ICP), el padre Alberto Goia – al término de esta celebración, en homenaje a Don Bosco, en el patio de Valdocco se distribuyeron más de mil doscientos bocadillos a los jóvenes. Luego, al final de la mañana, el inspector de ICP, el padre Leonardo Mancini, presidió la misa para los salesianos.

“Después de la misa de las 17:00 presidida por el obispo emérito de Biella, monseñor Gabriele Mana, la jornada alcanzó su punto culminante con la gran y solemne concelebración de las 18:30, dirigida especialmente a los jóvenes del Movimiento Juvenil Salesiano de todo el mundo, presidida por el vicario del Rector Mayor”, informó el padre Michele Viviano, rector de la basílica de María Auxiliadora de Turín.

“Si estamos aquí es porque Don Bosco nos ha traído aquí”, comenzó diciendo el padre Martoglio en la homilía, subrayando el valor especial de celebrar en la basílica de María Auxiliadora de Turín. Luego ilustró algunas características de la espiritualidad de Don Bosco: en primer lugar, la gran confianza en la Providencia: “Toda su vida Don Bosco creyó en Dios su Pastor… Don Bosco vivió de esto, la Virgen se lo enseñó”.

Otro rasgo destacado fue “la humanidad de Don Bosco, que era expresión de su fe (…) Y la mayor expresión de su humanidad era su ser un hombre de esperanza, un hombre que supo transmitir y dar alas a la esperanza”.

Finalmente, el vicario del Rector Mayor subrayó cuánto creía Don Bosco en que los más grandes en el Reino de los Cielos son los más pequeños. De ahí todo su empeño en la educación. “Su corazón estaba enamorado de Dios y se entregó por todos, especialmente por los jóvenes, por los pobres, los marginados… para que todos tuvieran una experiencia de Dios, para llevarlos al Paraíso”.

El padre Martoglio concluyó invitando a asumir estos rasgos de Don Bosco y hacerlos propios en la vida cotidiana de cada uno.

La jornada incluyó una última celebración, presidida por el padre Andrea Bisacchi, para los voluntarios del Servizio Missionario Giovani (SERMIG), con la presencia del propio fundador, Ernesto Olivero; y la fiesta de Don Bosco tuvo una prolongación adicional el sábado 1° de febrero, con el concierto en la basílica del coro de sesenta jóvenes del Liceo Musicale “Cavour” de Turín.

“Durante todo el día 31, así como en las celebraciones de los días previos y también el sábado siguiente, hemos visto una entusiasta participación de personas y se ha percibido claramente una vez más cuánto cariño sigue teniendo la gente por Don Bosco”, concluyó finalmente el padre Viviano.

InfoANS

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